Por Luis Brito
TAXCO, México, 1 nov (Xinhua) -- Enclavado en la montaña del sureño estado de Guerrero, el templo de Santa Prisca de Taxco es una joya de la arquitectura y arte del siglo XVIII que lleva cerrada seis semanas. El terremoto que golpeó a México el 19 de septiembre agrietó la parte trasera del monumento barroco que luce en su interior retablos de hoja de oro con serafines y querubines tallados en madera de enebro.
Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han reparado de manera preventiva 84 metros lineales de grietas y fisuras para que la lluvia no se infiltre y dañe el patrimonio artístico del edificio ícono del barroco en América, el cual atrae a buena parte del turismo que llega a la colonial ciudad de Taxco.
El proyecto de restauración será amplio porque el temblor dañó también cornisas, pináculos, cúpula e incluso la escultura de cantera rosa de Santa Prisca, que mira hacia la plaza central de la ciudad desde lo alto de la fachada de dos torres.
"Taxco es Santa Prisca. Es muy visitada en el aspecto religioso, pero también a raíz del sismo la vida económica se resintió mucho", dijo a Xinhua el párroco de la iglesia, Osvaldo Gómez.
El templo de 258 años de antigüedad es un botón de muestra de los daños que ese seísmo y el terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter que lo antecedió, el 7 de septiembre, causaron en monumentos que son documentos en piedra de la cultura de México.
En total, 1.821 edificaciones arqueológicas, históricas y artísticas en 10 estados y la Cuidad de México, la capital, sufrieron daños severos, moderados o menores durante los dos sismos, según el gobierno mexicano.
"Es tal vez el más grande reto del INAH para atender la recuperación de tan vasto patrimonio y tan rico patrimonio dañado", refirió el coordinador nacional de Monumentos Históricos del instituto, Arturo Balandrano, y añadió: "El reto es abrumador".
Sólo en los sureños estados de Oaxaca y Chiapas el primer terremoto, que cobró 102 vidas, causó afectaciones en 434 monumentos. Entre ellos destaca la zona arqueológica de Monte Albán, fundada por la cultura zapoteca hace unos 2.500 años en una montaña cercana a la ciudad de Oaxaca, donde varias de sus estructuras sufrieron deslizamientos y colapsos.
El movimiento telúrico del 19 de septiembre provocó que la escultura de "La Esperanza" cayera desde lo alto de la fachada de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México hacia el atrio, partiéndose en dos la estatua de dos siglos de vida.
Escenas similares se repitieron en inmuebles de los estados de Morelos, Puebla, México, Hidalgo, Tlaxcala, Tabasco y Veracruz. Balandrano detalló que la gran mayoría, casi 1.700 monumentos, son templos religiosos y 14 son zonas arqueológicas.
El gobierno mexicano estima que el costo de reparación rondará los 11.500 millones de pesos (cerca de 604 millones de dólares) porque el 21 por ciento sufrió daños severos por colapsos parciales, el 60 por ciento afectaciones moderadas por agrietamientos y el 19 por ciento restante problemas menores.
Balandrano expuso que unos 7.000 millones de pesos (casi 368 millones de dólares) se obtendrían de los seguros de los monumentos y el resto se reunirá mediante recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y donativos de particulares.
A pesar de que hay casos de destrucción en el 40 por ciento del edificio, los especialistas del INAH trabajarán para recuperar todos aunque tengan que restaurar piedra por piedra para dejarlos listos, adelantó el funcionario.
El instituto ha trazado una ruta para que se repararen gradualmente los cientos de monumentos y se espera que hacia 2020 concluyan las tareas.
"Creemos que lo vamos a lograr (...) No vamos a demoler ningún templo, no hay ninguna pérdida total", confió Balandrano en un recorrido con la prensa en Santa Prisca.
Para las comunidades, los templos no sólo son monumentos históricos únicos e irrepetibles. Se trata de edificios con imágenes en las que los habitantes depositan su fe y donde se reúnen durante las fiestas patronales.
"Es el elemento estructurador del tejido social de cada comunidad", apuntó el funcionario del INAH.
Como ejemplo, Santa Prisca, en Taxco, recibe aproximadamente unos 5.500 feligreses en las 26 ceremonias que se realizan semanalmente, más de la mitad de ellas bodas y celebraciones de 15 años para las jovencitas, calculó el párroco Gómez.
"Es el centro de la vida religiosa en Taxco, aún cuando hay cinco parroquias", abundó el sacerdote.
A ellos se suman los turistas que visitan el templo de planta en forma de cruz atraídos por los 13 retablos de 20 metros de alto que congregan esculturas de serafines, querubines, obispos y papas en torno a santos; los lienzos de arte novohispano y la fachada de cantera rosa tallada.
Los feligreses no han sido los únicos afectados por su cierre temporal, pues hoteleros, restauranteros, artesanos y guías de turistas han resentido la disminución del flujo de visitantes a la platera ciudad de 104.000 habitantes.
La directora del Centro INAH en Guerrero, Blanca Jiménez, expuso que calculan terminar las tareas de restauración del templo en aproximadamente seis meses con un costo de por lo menos ocho millones de pesos (unos 420.000 dólares).
El valor del monumento es incuantificable, pues los restauradores estiman que el daño de un fragmento de alguno de los retablos podría costar hasta cuatro millones de pesos (alrededor de 210.000 dólares), apuntó.
Los especialistas del INAH alistan un presbiterio de madera provisional para colocarlo casi a tres cuartos de la planta, con el fin de abrir en la segunda semana de noviembre las puertas del templo a las ceremonias.
Desde el temblor de hace seis semanas, que tuvo un saldo de 369 víctimas mortales en la Ciudad de México y cinco estados, el párroco Gómez ha celebrado su misa dominical en la plaza central, afuera del templo.
"Esperamos que este domingo sea el último ya y podamos volver al templo", dijo. Fin