Economía y comercio son posiblemente las áreas en las que China y Estados Unidos cuentan con mayores intereses convergentes y en las que han logrado frutos sustanciales y mutuamente beneficiosos mediante la cooperación y la gestión de las diferencias.
Merece la pena mencionar que, con el ascenso de la clase media china y una entrada en el mercado más fácil a través de vías como el comercio electrónico y con mecanismos como el Tratado de Inversión Bilateral (TIB) en el futuro, la estructura comercial entre los dos países se está volviendo más equilibrada y sostenible.
Existen grandes esperanzas de que la próxima visita del presidente chino, Xi Jinping, a Estados Unidos prevista entre el 22 y el 25 de septiembre conducirá a un gran adelanto en las negociaciones del TIB.
CAMBIANDO DE LA FABRICA MUNDIAL AL MERCADO GLOBAL
En noviembre del año pasado, más de 200 toneladas de arándanos secos fueron vendidos en un solo día de promoción por el gigante minorista norteamericano Costco, durante su primer ensayo para entrar en el mercado chino.
En la promoción, el almacén de Costco en Wuhan, ciudad en el centro de China, también fue casi vaciado de su variado de frutos secos, otro tentempié norteamericano popular en China.
Esta fiesta comercial fue impulsada por el gigante chino de comercio electrónico Alibaba. Al darse cuenta del creciente poder adquisitivo de la clase media china, Alibaba presentó la plataforma cibernética Tmall Global a principios del año pasado, concentrando una serie de marcas extranjeras de alimentos, ropas, cosméticos, productos para bebé, entre otros.
Según cifras ofrecidas por Alibaba, los ingresos de venta de algunos grandes minoristas extranjeros, incluyendo Costco de EEUU y Nature's Bounty, sobrepasaron los diez millones de yuanes (1,6 millones de dólares estadounidenses) cada uno en los escasos los nueve meses desde el inicio de Tmall Global.
Alibaba no está solo. El comercio electrónico transfronterizo prosperó aún más después de que el Gobierno chino declarara políticas de apoyo para comprar del extranjero por internet de forma más rápida, fácil y barata.
La segunda mayor compañía china del comercio electrónico, JD, está considerando la construcción de almacenes en el extranjero a fin de recortar aún más el costo y acelerar la entrega.
"La economía china, sin duda, se encuentra bajo ajustes estructurales. Sin embargo, no existe problema con el mercado de consumo", indicó el director ejecutivo de JD, Liu Qiangdong.
Ahora China es el tercer mayor destino de exportación estadounidense tras Canadá y México. Las exportaciones estadounidenses a China se han incrementado un 198 por ciento durante los últimos 10 años, más que el crecimiento registrado en cualquier otro país, apuntó el Consejo de Negocios EEUU-China en su informe anual de 2015.
Además, dado que China está virando hacia un modelo de crecimiento impulsado por el consumo, el país, la fábrica mundial de hoy, se convertirá en el mayor importador del globo y en el mercado del mundo, según un estudio conjunto sobre las relaciones comerciales entre EEUU y China en la próxima década.
Las empresas estadounidenses, no importa si grandes o pequeñas, están explotando el mercado chino mediante canales múltiples.
"Queremos ayudar a nuestros socios estadounidenses a examinar las aguas del mercado chino abriendo primero tiendas cibernéticas", afirmó a Xinhua Wu Qian, destacado director de negocios internacionales de Alibaba.
LA VERDAD TRAS EL DESEQUILIBRIO COMERCIAL
A pesar del creciente apetito por los productos estadounidenses, China se mantiene como la mayor fuente de importaciones de EEUU. Su excedente de bienes con el país norteamericano alcanzó los 237.000 millones de dólares estadounidenses en 2015, relación a un volumen del comercio bilateral de 555.000 millones, según la administración aduanera de China.
El gran déficit comercial de EEUU con respecto a China ha sido, a menudo, identificado como una causa del desempleo estadounidense e, incluso, algunos de sus ciudadanos consideran a la nación asiática como una de las principales amenazas económicas del país.
Sin embargo, los economistas advierten de que, por un lado, las estadísticas del déficit comercial estadounidense están falseando en gran medida y distorsionando profundamente nuestra percepción de la realidad económica.
Tomemos al iPhone como ejemplo. Se ensamblan en China y luego se exportan a Estados Unidos, pero más de una docena de empresas de al menos cinco países suministran partes de los aparatos.
Según las "normas de origen" establecidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC), los iPhones están registrados como exportaciones chinas porque experimentaron su última "transformación sustancial" en este país.
Por lo tanto, cada iPhone que Apple vende en EEUU añade aproximadamente 200 dólares al déficit comercial sino-estadounidense. Sin embargo, el valor añadido real aportado en las fábricas chinas es de apenas 10 dólares, según un estudio realizado por tres economistas en 2011.
Lo mismo ocurre con muchas marcas estadounidenses, que abarcan desde las zapatillas Nike hasta los juguetes Disney. Los defectos en la contabilidad convencional del comercio inflan en gran medida el déficit estadounidense con China.
Además, los datos oficiales chinos muestran que más de la mitad de las exportaciones del país corresponden a comercio de productos procesados. En aquellos días en los que Japón y Corea del Sur eran considerados como las fábricas del mundo, también tenían grandes excedentes comerciales con EEUU. Ahora que la mano de obra se vuelve más cara, los fabricantes estadounidenses están trasladando sus plantas al Sudeste Asiático. Esos países tendrán el mismo problema.
De hecho, el superávit comercial de China cayó hasta alrededor de un 3 por ciento de su PIB en 2013 desde el 6 por ciento anterior. "Ahora está en un nivel razonable basado en los estándares internacionales", afirmó Tao Wenzhao, un destacado investigador del Instituto de Estudios Americanos en la Academia de Ciencias Sociales de China.
En relación al impacto del superávit comercial de China sobre el empleo estadounidense, Tao subrayó que "para los norteamericanos, el esfuerzo de China (en reducir el superávit), sin embargo, no devolverá los puestos de trabajo a Estados Unidos".
El profesor de comercio e inversión en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard Robert Lawrence coincidió con el punto de vista de Tao y enfatizó que los estadounidenses que culpan a China para la pérdida de empleos "están dando una batalla del pasado".
"Creo que es mucho menos probable, mirando hacia el futuro, que vayamos a ver el mismo tipo de preocupaciones sobre competencia con los trabajadores chinos de salarios bajos. Pero no creo que los empleos vuelvan a Estados Unidos", sentenció Lawrence, que aventuró que esos puestos irán a otros países asiáticos como Camboya, Myanmar y Vietnam.
Además, la recurrente acusación contra el superávit comercial de China es también un derivado de los políticos estadounidenses, ya que el estallido de la crisis financiera internacional de 2009 ha empujado a muchos políticos norteamericanos, en especial a los demócratas, a culpar a China para desviar la presión doméstica, reflexionó Tao.
Para Washington, una de las cosas correctas a hacer ahora es reducir su déficit comercial con China para levantar su restricción a las exportaciones de alta tecnología, lo que ha obligado a China a comprar en cualquier lugar y, por tanto, le ha supuesto a las empresas de alta tecnología estadounidenses perder oportunidades de negocio.
Desde 2001 a 2011, las importaciones de alta tecnología de China pasaron desde los 56.000 a los 463.000 millones de dólares, hasta un 23,5 por ciento al año, según datos oficiales de China.
Sin embargo, en el mismo periodo, el porcentaje de productos estadounidenses de alta tecnología en el total de las importaciones chinas de esta categoría se desplomaron desde al 16,7 al 6,3 por ciento, según los datos oficiales.
Por desgracia, el progreso ha sido lento en la relajación del control a las exportaciones de EEUU. Según el Ministerio chino de Comercio, más de 2.000 productos están todavía en la lista de exportaciones restringidas a China. (Contin