En un momento en el que Grecia hace frente a la afluencia sin precedentes de refugiados y migrantes, organizaciones no gubernamentales (ONG) como Médicos sin Fronteras (MSF) dan la voz de alarma para que las autoridades griegas y de la Unión Europea emprendan acciones drásticas.
Constance Theisen, directora de Asuntos Humanitarios de MSF, estuvo este verano en las islas de Cos y Lesbos, en el norte del mar Egeo. Actualmente, Theisen trabaja en Idomeni, en la frontera entre Grecia y la ex República Yugoslava de Macedonia, donde miles de grandes grupos llegan todos los días para continuar su viaje al centro y norte de Europa.
En una reciente entrevista con Xinhua, Theisen explicó cuán poco preparadas y poco organizadas estaban las autoridades griegas y la Unión Europea para enfrentar esta crisis.
"Los puntos de recepción en Grecia no están organizados ni ofrecen nada a las personas que llegan", enfatizó la funcionaria de MSF.
"En la isla de Cos, no hay nada en absoluto para las personas que llegan. Si quieren refugio tienen que ir a un hotel abandonado donde MSF levantó tiendas de campaña y construyó baños y duchas. Pero la policía cerró el hotel y ahora la gente ya no puede dormir ahí. De modo que en Cos, tenemos 3.000 personas que son obligadas a dormir a la intemperie", dijo Theisen.
En Lesbos, aunque la infraestructura de recepción está diseñada para un máximo de 900 personas, han recibido a 10.000 personas cada semana en los últimos dos meses.
Junto con las ONG, la sociedad local se ha movilizado de inmediato y ha brindado ayuda a los refugiados de forma voluntaria.
En Cos, hay un grupo que distribuye agua y otro que intenta organizar alimentos para todos mientras los residentes locales distribuyen ropa. En Idomeni, hay grupos locales de las ciudades cercanas de Tesalónica y Polykastro que ofrecen ayuda.
Las ONG están pidiendo a las autoridades griegas la adopción de medidas inmediatas para brindar alimentos, traducción, tiendas de campaña y traslado a hospitales a quienes lo necesitan.
El gobierno provisional de Grecia pidió a la Unión Europea cerca de 700 millones de euros (791 millones de dólares) para abordar las urgentes necesidades de infraestructura. Pero las ONG se muestran escépticas y temen retrasos en los procedimientos por causa de la burocracia.
En Idomeni se está preparando un plan de emergencia y se espera un número creciente de refugiados y migrantes por la evacuación de islas griegas como Lesbos, de donde partieron 20.000 personas la semana pasada.
"En una noche, vimos un gran grupo de 8.000 personas que atravesaron la frontera de Idomeni a la ex República Yugoslava de Macedonia. En lugar de las 3.000 que habían cruzado en las semanas anteriores, ahora creemos que veremos a 8.000 personas cruzar la frontera en los próximos días", dijo Theisen a Xinhua.
"Si tenemos grupos realmente grandes, entonces la gente tendrá que espera más tiempo para atravesar la frontera en condiciones meteorológicas difíciles como lluvia y frío", añadió Theisen.
Lo que ocurre en Idomeni simboliza la falta de una política común en la Unión Europea en relación con los migrantes, dijo Theisen.
Estos estándares indican que un país tiene que ofrecer refugio, alimentos y una revisión médica, mientras las personas aguardan para ser registradas por las autoridades.
"La gente siempre han venido a la Unión Europea y seguirá haciéndolo", dijo Theisen. "Necesitamos un sistema en la Unión Europea que funcione, porque ahora tenemos uno que no está funcionando. Tiene cierto número de reglas que vemos que no funcionan en lo absoluto".
De acuerdo con las más recientes cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hasta el 10 de septiembre 309.356 personas habían llegado por mar a Grecia.
Para Theisen es inaceptable e imposible que Europa piense que un país como Grecia pueda cuidar de todas estas personas.
"Necesitamos un sistema europeo donde todos ayuden y contribuyan a resolver la situación. Necesitamos un sistema que se mantenga en el largo plazo porque la gente siempre vendrá y un sistema que sea ambicioso", enfatizó la funcionaria de MSF. F