El presidente chino, Xi Jinping, fue el primer líder extranjero en acoger una visita del nuevo presidente afgano, Ashraf Ghani Ahmadzai, una clara muestra de la importancia que Beijing ha concedido a sus relaciones con su vecino.

Mientras China es actualmente la segunda economía más grande del mundo y una potencia global emergente, su vecino Afganistán continúa siendo afectado por la violencia y el terrorismo inducidos por los talibanes, lo que provoca que la economía y la estabilidad del país sufran.

Por tanto, la visita de Ghani a Beijing resultó propicia y ampliamente beneficiosa para Kabul, no solo en términos de mejora de las relaciones comerciales bilaterales, sino también para el impulso de la paz y la estabilidad en la región.

El momento más destacado de la visita de Ghani a la capital china, en la que estuvo cuatro días, fue su reunión con el presidente Xi y la firma de un acuerdo de cooperación entre los dos países.

Ghani también se reunió con el primer ministro, Li Keqiang, y con otros altos funcionarios chinos. El líder afgano estuvo acompañado por altos funcionarios del Gobierno de unidad nacional recientemente formado y también por empresarios de su país.

Como parte de su visita a China, el presidente afgano asistió este viernes a la cuarta conferencia ministerial del Proceso de Estambul. Este año, la edición de la conferencia fue acogida por China.

Con el objetivo de impulsar la cooperación regional y de fortalecer la seguridad y el desarrollo en Afganistán y en sus países vecinos, el Proceso de Estambul, también conocido como el Proceso del Corazón de Asia, fue puesto en marcha en la ciudad turca en noviembre de 2011.

El Proceso de Estambul ha estado intentando resolver el intercambio de culpas entre Kabul e Islamabad sobre el asunto de los talibanes y otros grupos insurgentes que operan en las montañas que separan Afganistán y Pakistán.

A menudo, Kabul afirma que los talibanes han utilizado sus santuarios en Pakistán para lanzar sus ataques contra Afganistán, y asegura que el Gobierno de Islamabad tiene conocimiento previo de estos atentados, una acusación que las autoridades paquistaníes han negado repetidamente.

Dado que China tiene lazos amistosos tanto con Kabul como con Islamabad, los analistas indican que se puede confiar en que Beijing utilice su influencia y sus vastos recursos para resolver esta prolongada disputa.

Uno de los resultados más tangibles de la visita de Ghani a Beijing ha sido la aportación por parte de China de 500 millones de yuanes (81,8 millones de dólares estadounidenses) a Afganistán en 2014, y otros 1.500 millones de yuanes para los siguientes tres años, entre 2015 y 2017.

Aprovechando las oportunidades que surgen en el Afganistán posterior a los talibanes, China ha invertido en el mega proyecto económico de la mina de cobre y el campo petrolífero y de gas de Aynak, que ha beneficiado a ambos países.

China, como gran potencia, puede ayudar a Afganistán a alcanzar una paz duradera y la estabilidad económica, afirmó Samimullah Samim, un legislador afgano.

Los medios de comunicación afganos han concedido gran importancia a las relaciones sino-afganas, como se demostró en su extensa cobertura de la visita de Ghani a China y de sus encuentros con los líderes chinos.

Los lazos centenarios entre Afganistán y China han aguantado a lo largo de los años a causa de sus objetivos compartidos para impulsar la paz y la prosperidad en la región.