La gira que está llevando a cabo el presidente de China, Xi Jinping, por América Latina, ya puede considerarse histórica y estratégica por los objetivos que ha cumplido, reforzando la amistad, la colaboración económica y los vínculos políticos bilaterales.
En la historia de la región, no se recuerda que un líder de una potencia mundial haya tenido una agenda tan fructífera, abarcadora y de una proyección a largo plazo y sin condicionamientos políticos, como la que ha desarrollado el mandatario chino.
Sin un asomo de prepotencia y más bien con la humildad que caracteriza al pueblo chino, el también secretario general del Partido Comunista de China insistió en la disposición de su país de "conjurar esfuerzos" con América Latina y el Caribe.
"Nuestro objetivo es apalancar y dar un salto de las relaciones de China con América Latina y el Caribe", puntualizó.
De ese modo, ratificaba la buena voluntad de China hacia esta parte del planeta, asegurando que su país "no se desarrollará de forma aislada del mundo", mostrando así la voluntad de compartir los éxitos obtenidos con la reforma y apertura desde 1978, que lo convirtieron ya en la segunda potencial global.
Su estancia en Brasil tuvo múltiples propósitos, comenzando con la cumbre del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en la ciudad de Fortaleza, donde se suscribió el acuerdo de crear un Banco de Desarrollo, cuya sede estará en Shanghai, y un Acuerdo de Reservas de Contingencia.
Ese magno encuentro contó con la presencia de los jefes de Estado de los 12 países sudamericanos, que forman la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR), con los que China mantiene una activa colaboración multilateral.
Este banco no apoyará sólo a los BRICS, sino también a otros países emergentes y en desarrollo, y será una alternativa a las tradicionales organizaciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
En Brasilia, se hizo la cumbre de los líderes de Brasil, Dilma Rousseff, y China, Xi Jinping y el cuarteto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC): Los presidentes Luis Guillermo Solís, de Costa Rica; Raúl Castro, de Cuba; Rafael Correa, de Ecuador; y el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne.
Además, estuvieron presentes en el encuentro histórico los presidentes Juan Manuel Santos, de Colombia; Michele Bachelet, de Chile; Donald Ramotar, de Guyana; Desi Bouterse, de Surinam;José Mujica, de Uruguay; y Nicolás Maduro, de Venezuela.
En esa reunión se materializó el acuerdo adoptado en la Cumbre de CELAC de enero pasado en La Habana, referido a la creación del Foro de Cooperación China-CELAC, anunciándose que el primer encuentro ministerial de China y los países de la CELAC se realizará a inicios del próximo año en Beijing.
El objetivo de ese Foro es afianzar "el incremento sostenido en las relaciones políticas, el comercio, la inversión, la ciencia y la tecnología, la cultura, la educación y otros campos entre China y los países de América Latina y el Caribe".
Esos relevantes resultados de la visita tuvieron como antecedentes el Libro Blanco para las Relaciones Bilaterales de China con América Latina y el Caribe, de 2008, donde se establecieron las directrices para todos los organismos de ese país con las naciones de la región, donde tuvo una favorable acogida.
Otro hecho destacable fue la visita que hizo Xi Jinping en 2011 a la región, cuando era el vicepresidente de China, y desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) lanzó un mensaje a todos los gobiernos de la región, instándolos a unir fuerzas para avanzar hacia una colaboración multilateral.
Como presidente, Xi Jinping volvió a la región visitando en 2013, Trinidad y Tobago, donde conversó con los líderes de ocho naciones caribeñas, y también a Costa Rica y México.
El compromiso asumido por el gobierno chino y el estratégico interés geopolítico y económico mostrado para colaborar con la región, sobre la base del beneficio mutuo, tendrá un significado histórico, porque los lazos entran en una nueva y prometedora etapa de cooperación entre China y América Latina y el Caribe.