Una de las dudas que se plantean en el ambiente político chileno, a unas horas de que concluya el año, se refiere a cómo logrará la presidenta electa Michelle Bachelet enfrentarse al movimiento estudiantil y sus demandas a partir de marzo de 2014, cuando asuma el gobierno.
Las grandes protestas que iniciaron los estudiantes universitarios y secundarios en 2011, alcanzaron un gran apoyo ciudadano en Chile, a pesar de que la violencia causó daño a las convocatorias a protestar, y lograron poner las reformas educacionales en el la primera línea del debate de la campaña presidencial.
De hecho, Bachelet, desde que fue designada candidata del pacto de centro-izquierda Nueva Mayoría, indicó su cercanía a las demandas de los estudiantes, al comprometerse a una educación gratuita, pública y de calidad.
El problema es que ahora los estudiantes están a la expectativa de si se cumplirán realmente sus demandas y las promesas de campaña.
Este próximo año 2014, el movimiento estudiantil estará encabezado también por dos mujeres: la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Melissa Sepúlveda, y la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Naschla Aburman.
Ambas ya han expresado que son completamente independientes con respecto al actual gobierno -a pesar de que se hayan plegado a sus demandas- y que durante el 2014 continuarán con sus protestas y toda medida de presión.
"Sabemos que la única garantía para avanzar es la organización, movilización y capacidad de presión que tengan no sólo los estudiantes, sino toda la sociedad chilena", dice Melissa Sepúlveda.
La joven dirigente y estudiante de medicina agrega que "el movimiento estudiantil ha declarado su autonomía frente a cualquier gobierno o partido político, sin desconocer que al interior de la Nueva Mayoría participa el Partido Comunista y otras organizaciones", estas últimas más cercanas a sus posiciones.
Por su parte, Naschla Aburman, quien estudia simultáneamente arquitectura y pedagogía, señala que "la Nueva Mayoría es una alianza construida con fines estratégicos; sabemos los intereses personales que hay ahí, incluso en la educación.
"Así que tendremos que ver con los hechos qué están dispuestos a hacer, cuáles son las verdaderas intenciones. Estaremos atentos desde el primer día".
Los estudiantes han exigido un cambio en el modelo educativo, descontentos con los altos costos de la educación superior, la falta de calidad en muchos centros educativos y el poco apoyo a las instituciones públicas en desmedro de los centros privados.
A esto se sumaron las protestas de los secundarios, quienes critican la segregación social que se acrecienta entre los colegios públicos, los privados subvencionados por el Estado, y los particulares pagados, con diferencias de calidad abismal.
A pesar de que los resultados del test del Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o (Informe PISA) indican que Chile tiene los mejores resultados a nivel escolar en Latinoamérica, los jóvenes no están contentos con un sistema que deja fuera a una gran parte de la población.
De hecho, los actuales resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) revelan que esas diferencias se acrecientan entre las distintas escuelas, donde sólo 12 establecimientos públicos se encuentran entre los de mejor resultado.
Ante estos escasos avances, a pesar de sus protestas, nada asegura que desde marzo de 2014 no se vean nuevamente las grandes marchas de 100.000 o 150.000 personas en las calles de Santiago y otras ciudades del país.
De todos modos, aseguran estar abiertos al diálogo.
"La postura de diálogo abierto siempre ha estado. Lo que más queremos es conversar sobre educación. El problema fue la postura del gobierno de Sebastián Piñera (de derecha), que lo que ha tratado es de contener y dejar tranquilos a los estudiantes, sin avanzar", dice Aburman.
Asegura que "de todos modos hemos respondido a esos llamados, y lo haremos con el gobierno que se viene".
En tanto, Sepúlveda dice que "todavía no está definida cuál será la relación del movimiento estudiantil con el próximo gobierno. Sin embargo, la disponibilidad de diálogo siempre ha estado de parte de los estudiantes".
Es más, Sepúlveda advierte que "nuestra alianza fundamental es con las organizaciones sociales, y las relaciones que se den con el Partido Comunista y el resto de la Nueva Mayoría, estarán dadas por el desarrollo de las movilizaciones". Fi