ESPECIAL: Nueva Constitución divide al próximo gobierno en Chile

Una de las promesas de campaña de Michelle Bachelet fue la de la "nueva Constitución", en respuesta a las demandas por reformas políticas en Chile, pero ahora, a dos meses de asumir el mando sus partidarios están divididos acerca de este tema.

Una de las promesas de campaña de Michelle Bachelet fue la de la "nueva Constitución", en respuesta a las demandas por reformas políticas en Chile, pero ahora, a dos meses de asumir el mando sus partidarios están divididos acerca de este tema.

La victoria de Bachelet por el 62 por ciento de los votos en la segunda vuelta del 15 de diciembre, y un mes antes, el triunfo en las parlamentarias del conglomerado de partidos que la apoyan, la Nueva Mayoría, le otorga amplias atribuciones para cumplir su plan de reformas políticas, sociales y económicas.

Ya en su discurso tras la victoria electoral, Bachelet señaló su compromiso con una nueva Constitución "nacida en democracia, que asegure más derechos y que garantice que en el futuro la mayoría jamás será acallada por una minoría", dijo.

A esto, agregó que su propuesta es de "una Constitución que se transforma en el pacto social nuevo, moderno y renovado que Chile demanda y necesita. Que sea la base de una nueva relación entre las instituciones y la ciudadanía, que sea una expresión de una herramienta de la buena política", aseguró.

La idea de terminar con la Constitución emanada por el régimen militar de Augusto Pinochet en 1980 ha sido un deseo de la izquierda desde el retorno a la democracia en 1990, pero hasta ahora no había tenido la fuerza política para lograrlo.

Pese a que la Constitución sufrió reformas en 1989 y 2005, donde se removieron sus artículos "anti-democráticos", la aspiración de la izquierda es redactar una nueva carta fundamental que sea representativa de la ciudadanía.

Pero la formula para efectuar este cambio es lo que está produciendo roces dentro del pacto de centro-izquierda la Nueva Mayoría. Esto por que un sector pide Asamblea Constituyente y otros prefieren que sea redactada desde el Congreso, aunque con participación ciudadana.

De acuerdo con el diputado del Partido Comunista, Hugo Gutiérrez, que una de las metas de su colectividad, y la razón para apoyar a Bachelet es el "poder elaborar una nueva Constitución Política", dijo.

Por lo mismo, señaló que "creo que la única posibilidad de dar cabida a esa fórmula es a través de la Asamblea Constituyente. Esa es una fórmula que hay que ahora institucionalizar para ver cómo el pueblo tiene participación en las decisiones relevantes en esta nueva Constitución. Creo que esos son temas que hay que ir viendo", aseguró Gutiérrez.

La misma fórmula para crear una Asamblea Constituyente no está definida en la Constitución, chilena, por lo que sus defensores aún no definen la forma en que será convocada y como se elegirán los miembros o si será necesario suspender las funciones del Congreso, dado la inexistencia de procedimientos para este caso.

En contra de la posibilidad de la Asamblea Constituyente, se encuentra un grupo de los sectores más de centro de la Nueva Mayoría. Para el senador Demócrata Cristiano, Andrés Zaldivar, la fórmula de la Asamblea Constituyente está descartada y su propuesta es completamente diferente y es una comisión compuesta por ambas cámaras del Congreso para redactarla.

"La idea es que esta comisión convoque a todos los actores sociales, ciudadanos, gremiales, a los actores académicos a participar en el debate del proyecto constitucional que se quiera hacer. Y que, una vez aprobada por esa comisión bicameral --que sería proporcional a lo que tiene cada fuerza política en el Parlamento--, eso pase a las salas del Senado", dijo Zaldivar.

Hace una semana, el jefe del equipo constitucional de Bachelet, Francisco Zúñiga, señaló que la decisión de la discusión de una nueva Carta Magna se trasladará al Poder Legislativo por medio de un proyecto de reforma total, cuyos contenidos y plazos los definirá la mandataria.

Zuñiga dijo a los medios que "el alumbramiento de una nueva Constitución sea un procedimiento institucional democrático participativo. Desde esa perspectiva, la decisión es priorizar el alumbramiento de una nueva Constitución por el ejercicio del poder constituyente derivado, que está residenciado en el Congreso".

Esto no ha sido bien recibido por algunos círculos del futuro gobierno. El senador Guido Girardi, del Partido por la Democracia reafirmó su compromiso y señaló que "tengo una convicción de que Chile necesita una asamblea constituyente", añadiendo que "se acabó el tiempo donde una Constitución podía ser hecha entre cuatro paredes por las élites".

Pero al mismo tiempo, el mismo presidente del partido de Girardi, Jaime Quintana fue más ambiguo y aseguró que la Asamblea Constituyente (AC) es un mecanismo participativo, no es el único, ya que "está la instancia de diálogos ciudadanos y en eso Bachelet tiene mucha experiencia. No tengo duda que se cumplirán los principios en torno a los que se definirá el mecanismo, subrayando la participación", aseguró.

En parte, otros sectores de que han sido impulsores de la AC han optado por una posición realista, puesto que señalan que pese al amplio triunfo no alcanza a tener los altos votos que necesitan para cambiar la Constitución (los dos tercios del Congreso), por lo que sólo queda el camino institucional.

"La composición del Parlamento no da los votos para hacer un cambio profundo, por lo que se va a requerir un segundo paso, que puede ser la vía del plebiscito", dijo en ese sentido el senador radical José Antonio Gómez.

El regreso de Bachelet a la presidencia de Chile, pues ya fue jefa de Estado de 2006 a 2010, se produce en momentos en su país ha vivido extensas movilizaciones sociales, encabezadas por los estudiantes, que quieren un cambio en el actual sistema.

Así que mientras sus propuestas de reforma tributaria, salud o educación, que son las más demandadas, gozan de amplio apoyo entre los partidos de la Nueva Mayoría, la nueva Constitución y la forma en que ésta debe ser redactada está lejos de generar el mismo consenso.

Mientras todos esperan que Bachelet asuma su nuevo mandato el próximo 11 de marzo del 2014, para iniciar las reformas prometidas, los movimientos sociales están atentos a que cumpla sus promesas.

Muchos de estos movimientos, incluidos los estudiantes, auguran que las protestas, que tanto hicieron sufrir el saliente gobierno del presidente Sebastián Piñera, pueden continuar en el primer año de Bachelet en el gobierno.

"Es un Congreso elegido bajo el binominal, que tiene que actuar bajo las normas de esta Constitución y, por lo tanto, un proceso alojado en ese lugar no puede dar como fruto una nueva Constitución", aseguró Javiera Parada, una de las activistas que exige la Asamblea Constituyente. Fi

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Palabras clave : Chile, gobierno

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