El presidente cubano Raúl Castro pidió el sábado a Estados Unidos respetar las diferencias con la isla para establecer una relación civilizada entre los dos países, enfrentados en un ácido diferendo político.
"Si en los últimos tiempos hemos sido capaces de sostener algunos intercambios sobre temas de beneficio mutuo entre Cuba y Estados Unidos, consideramos que podemos resolver otros asuntos de interés y establecer una relación civilizada", dijo el mandatario al clausurar la última sesión parlamentaria del año.
Después de reiterar la disposición al diálogo con Washington, Castro pidió a Estados Unidos aprender a respetar mutuamente las diferencias y a convivir pacíficamente con ellas.
"De lo contrario estamos dispuestos a soportar otros 55 años en la misma situación", señaló tras aclarar que Cuba no reclama a Estados Unidos que cambie su sistema político y social, ni acepta negociar el suyo. "Ni nosotros, la llamada generación histórica de la revolución, ni las nuevas generaciones, permitiremos que se pierda la obra de la revolución", dijo el mandatario de 82 años.
En otro momento de su intervención, Raúl Castro demandó que los cambios en marcha en la isla transcurran "sin prisa, pero sin pausa", para que no ocurran desviaciones ni sean apresuradas, como piden algunos con buenas intenciones y otros no.
"No ignoramos que quienes nos apremian a acelerar el paso nos empujan al fracaso, a la desunión y a dañar la confianza y el apoyo del pueblo en la construcción del socialismo", subrayó.
El gobernante recordó que la historia registra varias experiencias sobre los nefastos resultados que ocasiona violentar el ritmo y saltarse etapas lo cual, irremisiblemente, en lugar de adelantar en la materialización de un programa conduce al retroceso y la derrota.
Castro pidió que este proceso transcurra con estricto apego a la legalidad de las nuevas leyes y decretos aprobados en un clima de orden, disciplina y exigencia.
"Nunca admitiremos en la Cuba revolucionaria terapias de choque como las que estamos viendo en la rica y llamada culta Europa, que sumirían al país en un clima de división e inestabilidad que sirva de pretexto para aventuras intervencionistas contra la nación", aseguró.
Sin ofrecer más detalles, el presidente cubano informó que el Consejo de Ministros aprobó una política para perfeccionar la inversión extranjera en la isla, la cual se recogerá en una nueva legislación que el gobierno someterá a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Poder Legislativo) en una sesión extraordinaria en marzo próximo.
La legislación sobre inversión extranjera vigente data de 1995, en la cual se prevén inversiones extranjeras en asociación con el Estado cubano, en función de aportar capital, tecnología y mercado, de los que Cuba carece.
Sobre la deuda externa y los recientes procesos de negociación con acreedores, en los cuales México y Rusia condonaron parte importante de las obligaciones de la isla, Castro dijo que "se continuó cumpliendo estrictamente con las obligaciones financieras asumidas".
A ello también contribuyó el avance significativo obtenido en diferentes procesos de reestructuración de la deuda, todo lo cual propicia que la credibilidad internacional de la economía cubana prosiga su ascenso paulatino, aseguró.
El presidente cubano dijo que para el año próximo la isla prevé un magro crecimiento de la economía de 2,2 por ciento, debido a pronósticos de baja de los precios internacionales de sus principales productos de exportación como el níquel y el azúcar, así como el alza de las cotizaciones de los alimentos que la isla importa.
No obstante señaló que esa proyección de 2,2 por ciento de aumento en el producto interno bruto no satisface en lo absoluto a los cubanos.
El gobierno de Raúl Castro, quien en 2006 reemplazó a su hermano Fidel debido a su enfermedad, impulsa desde entonces una reforma para la actualización del modelo económico cuba