La victoria alcanzada este domingo por Michelle Bachelet, y su consecuente reelección como presidenta de Chile, no ha sido una sorpresa porque ya lo habían adelantado las encuestas, pero hay un conjunto de elementos que la justifican plenamente.
Fue la primera mujer de su país en ser Jefa de Estado entre el 2006 y 2010 y ahora en reelegirse, lo que ha representado un cambio cultural y mentalidad de la población, lo cual fue ratificado con el 62.18% en la segunda vuelta electoral, mientras su contendora Evelyn Matthei, de la derechista la Alianza por Chile, logró el 37.73% de la votación.
Con este triunfo de la líder de la Nueva Mayoría, de centroizquierda, se confirma que la sociedad chilena se ha ido transformando y parece encaminarse hacia un nuevo ciclo político-económico y social.
En la primera vuelta electoral, celebrada el 17 de noviembre, la ex mandataria alcanzó el 47% de la votación y Matthei sólo alcanzó el 25%.
Bachelet concluyó su primer mandato en marzo del 2010 con un 80% de popularidad y luego permanecer más de tres años al frente de ONU Mujeres, cuyo trabajo fue reconocido por el secretario general de ese organismo, Ban Ki-moon, regresó a su país, según dijo, "a trabajar para reducir la desigualdad", una de las peores del mundo.
Su primer gobierno enfrentó exitosamente la gran crisis mundial de 2008, comparada con la Gran Depresión de 1929, al sortear las turbulencias de los mercados internacionales con un programa de estímulo de 4,000 millones de dólares, posibilitando que los chilenos no sufrieran sus efectos.
Si bien el crecimiento del país sólo promedió 3,2%, en su administración se creó un Sistema de Protección Social que contribuyó a reducir la pobreza, con medidas como la Reforma Previsional, beneficiando a un millón de personas, y la Pensión Solidaria para el 60% de los chilenos.
Además, adoptó medidas en favor de la niñez y la participación de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres, tanto en la vida cultural, política y económica, las cuales apuntaron a un verdadero Estado Social de Derecho para todos los ciudadanos. Integró muchas mujeres a su gobierno. También quedaron promesas por cumplir y no todo fue exitoso.
Fue un fracaso el nuevo sistema de transporte colectivo en Santiago y hubo errores en la Oficina Nacional de Emergencia y la Armada, después del terremoto y tsunami del 27 de febrero del 2010, a once días de concluir su mandato, donde perecieron más de 500 personas, demostrando que país no estaba preparado ante una tragedia de ese nivel.
Bachelet debió competir en junio pasado para ser candidata en unas elecciones primarias, frente a otros tres aspirantes a la presidencia, dentro su coalición, denominada Nueva Mayoría, y obtuvo más de un millón y medio de votos. Esa agrupación la integran los partidos Socialista, Democristiano, Radical, Por la Democracia y Comunista.
En esa fecha y hasta este 17 de noviembre, la ex mandataria había liderado todas las encuestas de opinión, perfilándose como triunfadora para ocupar de nuevo el sillón presidencial de La Moneda a partir del 11 de marzo del 2014.
A su favor, han jugado las dificultades de la otra gran coalición chilena, la derechista Alianza por Chile, para escoger a su candidato.
Primero, tuvo como candidato, el ex ministro Laurence Golborne, que renunció tras conocerse que tenía cuentas en un paraíso fiscal. Más tarde, hubo una elección interna, donde ganó el ex ministro Pablo Longueira, pero no pudo continuar por enfermedad, y fue reemplazado por la ex ministra Evelyn Mattei.
En su campaña, Matthei pretendió convencer a los chilenos de continuar con el legado del gobierno del presidente Sebastián Piñera, mientras Bachelet insistió en fijar un nuevo rumbo para Chile, con profundos cambios que la ciudadanía ha venido demandando con fuerza desde el 2011, cuando irrumpió el movimiento estudiantil por una reforma educativa.
En su programa de gobierno, de corte socialdemócrata, ha recogido las demandas de los estudiantes por una educación gratuita y de calidad, proponiendo una reforma tributaria para que los ricos paguen más impuestos y evitar la evasión, con el fin de recolectar unos 8,500 millones de dólares para financiar la reforma educativa.
También propone una nueva Constitución para sustituir la actual, promulgada en 1980 por el régimen militar, que refleje lo que Bachelet denomina "nuevo ciclo político y social" y hacer "los cambios profundos"que Chile necesita.
La Nueva Mayoría logró la mayoría, tanto en el Senado como en la Cámarade Diputados, para aprobar las leyes que ratifiquen esas reformas y otras que apuntarían a reducir la desigualdad. Sin embargo, no parece suficiente para concretar todo su ambicioso programa porque hay leyes que necesitan un alto quórum.
En el orden económico, se ha pronosticado que su gobierno enfrentará una desaceleración de la economía, a causa de la recesión en Europa y el poco avance que ha tenido la recuperación de Estados Unidos. Sin embargo, el comercio y la colaboración con China se mantendría por el sostenido crecimiento de esta nación.
Es indudable que en la victoria de Bachelet influyó su carisma, esa fascinación que logran algunas personas en sus relaciones con los demás. La credibilidad es una de sus cualidades porque resulta creíble y honesta; usa un lenguaje sencillo y directo y practica una proximidad con el público. En sus discursos no utilizó un tono confrontacional con sus adversarios políticos y no son autorreferentes en cuanto a su propia historia porque su vida personal habla por sí misma: sufrió la represión del régimen militar, con la detención junto a su madre y las torturas a su padre, el general Alberto Bachelet, opositor al golpe de estado de 1973. La presidenta electa, quien ha dicho que no guarda rencor por esos sufrimientos, luchó por el retorno a la democracia que se concretó en 1990. Su irrupción en la política se produjo en el seno del Partido Socialista, ocupando el cargo de ministra de Salud en el gobierno del presidente Ricardo Lagos (2000-2006).
Pero su popularidad se disparó cuando, siendo la primera mujer ministra de Defensa, apareció en un tanque de guerra, en medio de una maniobra militar, y desde entonces como a subir en las encuestas entre los políticos con más futuro, y ahora eso se ha reafirmado con su reelección.
No es extraño que una mujer como Bachelet sea reelegida porque, en países que han sufrido procesos traumáticos, como los que vivió Chile entre los años 1973 y 1990 por el golpe de estado y la represión, los ciudadanos tienden a votar por candidatos maternales cuando aún imperan miedos que vienen del pasado.
La sociedad chilena sigue dividida ante esos hechos y gran parte de los chilenos todavía vota en contra del pasado. De cierta manera, la búsqueda del regazo protector de la madre política es un fenómeno comprensible porque se anhela que haya paz en el país.
En ese sentido, el hecho de que la candidatura de Michelle Bachelet haya surgido de la adhesión pública y no de decisiones de las cúpulas de los partidos políticos, que enfrentan una crisis de legitimidad, le dio más fuerza para ser "la madre política" de la mayoría de chilenos, que le dieron su confianza y reconocieron su credibilitad.
La candidata electa asumirá su cargo el próximo 14 de marzo del 2014, para un período presidencial de cuatro años. Fi