Café colombiano, tequila mexicana, plátano ecuatoriano, cereza chilena, piña costarricense, entre otros, están entre los productos que se venden diariamente en supermercados chinos. Imperceptiblemente, cada vez se ven más mercancías hechas en América Latina en la vida cotidiana de los ciudadanos chinos.
Sin embargo, los productos de consumo latinoamericanos solamente ocupan una pequeña porción de sus exportaciones enteras a China, las cuales se concentran principalmente en materias primas como cobre, hierro, soja, petróleo, etc. Centrándose en el enorme mercado chino de 1.300 millones de habitantes, los exportadores latinoamericanos están haciendo todo lo posible para diversificar su inventario de ventas al país asiático.
"A medida que se aumenten las importaciones de productos de consumo dirigidos a satisfacer las necesidades domésticas durante el proceso de transformación económica china, las empresas latinoamericanas deben aprovechar estas oportunidades y conocer las exactas demandas con las que podrán reubicar sus recursos", destacó Wu Guoping, investigador del Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales.
El también director del Centro de Investigación sobre América Latina y el Caribe de la Universidad de Ciencias y Tecnologías del Suroeste en la provincia china de Sichuan, hizo estos comentarios en una entrevista con Xinhua al referirse a los impactos que podría producir la transformación del modelo de desarrollo chino sobre las relaciones comerciales sino-latinoamericanas.
La transformación del modelo de desarrollo chino fue otra vez resaltada en el comunicado emitido a la clausura de la Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del Partido Comunista de China, que concluyó el 12 de noviembre. Aunque no se ofrecen detalles de las políticas concretas en el comunicado, se ha mostrado otra vez la trascendencia del reequilibrio económico en el mapa de ruta hacia un desarrollo sano y sostenible.
El presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang, han reiterado repetidamente la urgencia del reequilibrio de la estructura económica con menor dependencia de las exportaciones y de las inversiones y un mayor peso del consumo interno.
"Si las reformas chinas producen una clase de consumidores con demandas más vigorosas que ahora, se tratará de una gran oportunidad para que América Latina diversifique sus exportaciones al mercado chino, con hambre de productos sanos y de alta calidad", expresó a Xinhua Barbara Kotschwar, investigadora de Peterson Institute for International Economics, un think-tank estadounidense con sede en Washington D.C..
A su juicio, los países latinoamericanos tienen que seguir de cerca las oportunidades que surgirán y desarrollar una estrategia para captarlas. La analista mencionó productos lácteos tales como fórmulas para bebés y yogur, ya que los consumidores chinos desconfían de los productos lácteos importados de Australia y Nueva Zelanda por una supuesta contaminación.
La expansión de la clase media en China y su creciente poder adquisitivo estimularán sin duda las importaciones de alimentos saludables, lo cual coincide con los esfuerzos de los países latinoamericanos de diversificar las exportaciones.
El Instituto Chino para la Reforma y el Desarrollo pronosticó en 2012 que la clase media de China alcanzará los 600 millones de habitantes a finales de 2020 gracias a la rápida urbanización del país.
El pasado mes de abril, el presidente Xi Jinping anunció que China realizará compras por un valor superior a 10 billones de dólares y sus inversiones en el extranjero sobrepasarán el medio billón de dólares durante los próximos cinco años.
"Esto significará más oportunidades comerciales para todo el mundo, incluido América Latina y el Caribe", recalcó la investigadora.
A su vez, el director de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, Osvaldo Rosales, destacó "el mayor espacio para diversificación de exportaciones, en particular para productos más sofisticados de alimentación, tales como carnes, frutas, vinos y licores".
El funcionario también pronosticó que "habrá nuevas oportunidades para exportar servicios", como consecuencia del aumento de la clase media y el impacto de una mayor urbanización.
En cuanto a cómo captar las nuevas coyunturas para diversificar exportaciones, Wu Guoping recomendó que los actores tanto públicos como privados de China y América Latina mantengan frecuentes contactos y constructivos diálogos, "para intercambiar las informaciones de la oferta y la demanda".
Para Rosales, diversificar las exportaciones a China "es primordialmente una tarea de los propios gobiernos y agrupaciones empresariales, construyendo clusters en torno a recursos naturales, generando vínculos entre esos recursos con las manufacturas y servicios asociados".
Por otro lado, Rosales exhortó al gobierno chino a crear instancias de facilitación del comercio para apoyar a las embajadas y agencias latinoamericanas en su búsqueda de opciones que permitan mayor acceso de las exportaciones latinoamericanas de manufacturas y servicios en el mercado chino.