Con propuestas prometedoras y compromisos concretos, China está inyectando nuevo vigor a la importante causa regional de construir una comunidad de intereses comunes más estrechamente conectada con sus vecinos.

En una reciente conferencia en Beijing, el presidente chino, Xi Jinping, prometió aumentar los intereses compartidos de China con sus países vecinos con el objetivo de hacer que todas las partes aprovechen más las oportunidades del desarrollo del otro y obtengan prosperidad común.

China ha estado expandiendo la cooperación económica con sus vecinos. Ha propuesto establecer una Franja Económica de la Ruta de Seda a través de Asia Central, una Ruta de la Seda Meridional que una a China, Bangladesh, la India y Myanmar, un banco de inversión de infraestructura para financiar proyectos de construcción en Asia, y la mejora de un acuerdo de libre comercio con países del sudeste asiático.

El nuevo liderazgo chino ha hecho una elección sabia para impulsar el comercio con países vecinos, dijo Guo Shengxiang, un famoso economista australiano.

De hecho, China ya se ha convertido en el mayor socio comercial de muchas naciones de los alrededores. Sus masivas importaciones de mercancías y servicios han impulsado el crecimiento económico regional, con su contribución al crecimiento económico asiático de hasta un 50 por ciento el año pasado.

Con miras al futuro, China ha firmado nuevos planes para estimular el comercio en la región. Para 2020, el comercio bilateral entre China y Rusia, tiene previsto alcanzar los 200.000 millones de dólares, mientras que se espera que el comercio China-ASEAN llegue a un billón de dólares.

Con los mercados de Estados Unidos y Europa reduciéndose por la devastadora crisis financiera internacional, la economía de China se ha embarcado gradualmente en el camino del desarrollo sostenible promovido más por el consumo doméstico y menos por la inversión y las exportaciones.

Los empresarios chinos están ahora invirtiendo ampliamente en el extranjero, creando numerosas oportunidades de cooperación para muchas economías en desarrollo, cuya transición económica actual ofrece a ambas partes un gran potencial de cooperación en comercio, inversión, infraestructuras, finanzas y tecnología.

La inversión extranjera de China trae no solo capital y trabajo a otros países, sino también tecnología y experiencia en gestión.

Esta beneficiosa cooperación económica y comercial ha ayudado a muchos países cercanos a China a resolver su excesiva dependencia en EEUU y en los países europeos, así como a infundir un nuevo ímpetu de crecimiento a sus economías.

Junto con sus esfuerzos para promover en libre flujo de mercancías, servicios y personas, Beijing también ha aumentado las becas gubernamentales para estudiantes extranjeros para promover los intercambios entre los jóvenes, animando a los de otros países a visitar China, no solo para aprender, sino para que vean en persona los logros de desarrollo, y para que compartan las experiencias de ese desarrollo.

La antigua ruta de la seda se ha convertido en una masiva red de ferrocarriles, autopistas, cables y conductos que transportan desde petróleo, hasta algodón, caucho, y equipamiento de construcción y comunicaciones.

Un renacimiento de esta antigua red traerá grandes beneficios a numerosas empresas, y promoverá el bienestar de miles de millones de personas en la región. F