ESPECIAL: Cuba tiene singular escuela de chocolateros

Casi un millar de alumnos, cubanos y extranjeros, han pasado por las aulas de la habanera Escuela Latinoamericana y del Caribe de Chocolatería, Confitería y Pastelería, un centro pionero en la región.

Casi un millar de alumnos, cubanos y extranjeros, han pasado por las aulas de la habanera Escuela Latinoamericana y del Caribe de Chocolatería, Confitería y Pastelería, un centro pionero en la región. Desde que se abrió en 2001, esa institución, perteneciente al Instituto de Investigaciones de la Industria Alimentaria de Cuba, ha graduado más de 500 especialistas cubanos y alrededor de 220 de casi toda América Latina. "Es fundamental para los reposteros y chocolateros del continente contar con espacios propios de preparación, económicamente asequibles y enfocados hacia la pequeña y mediana empresa", dijo a la prensa local la directora de la escuela, María Cristina Jorge. La instructora principal del plantel, Celeste Beltrán, comentó que el objetivo fundamental es que los alumnos adquieran destrezas en preparar surtidos de diferentes productos artesanales de gran calidad. "Ellos además tienen posibilidades de crear después, según su criterio y necesidades, de acuerdo con las características del lugar que van a abrir", explicó. A juicio de la profesora, "el chocolate hasta cierto punto es un arte", por lo cual requiere imaginación y talento porque, como si se tratase de arcilla para moldear, las potencialidades de creación son prácticamente infinitas. "Tal vez se le imparte lo mismo a dos personas, y más tarde no son capaces de proyectarse igual. Pero pienso que, aun el que no sea más brillante, porque no tiene esas dotes artísticas, desde el punto de vista técnico sí posee habilidades y herramientas para desarrollar su labor en el futuro", agregó. Las aulas de esa escuela son diferentes, pues junto a los pupitres y la pizarra están las mesetas, los equipos, espátulas, moldes, y un gigantesco refrigerador, donde se elaboran cada día 8.000 bombones y 1. 000 tabletas. Esa línea de producción incluye 33 variedades de bombones y siete de tabletas que se comercializan en tiendas especializadas del Aeropuerto Internacional José Martí, los hoteles de la cadena Meliá en La Habana, el Grupo Palco y el Museo del Chocolate -en el centro histórico de la capital. Las aulas también funcionan como una especie de galería de arte, pues allí se exponen cuadros de los pintores Diana Almeida y Michel Mirabal, quienes mezclaron sus colores con chocolate y pintaron sobre varias telas. La escuela mantiene una estrecha cooperación con la Estación Experimental de Cacao en la localidad de Baracoa, en el extremo oriental de la isla, zona donde por excelencia se cultiva la materia prima del chocolate. Profesores y expertos participan de manera sistemática en el Encuentro Latinoamericano y del Caribe sobre Cacao y Chocolate, una cita anual, que más que un evento científico, busca ser espacio en el cual confluyan los agricultores y los industriales, con el objetivo de intercambiar y debatir temas de interés para ambos. El centro habanero también mantiene relaciones de colaboración con instituciones homólogas de otros países como la Fundación para la Alimentación, la Nutrición y la Gastronomía, y la Chocolate Academy, de España; el Centro de Capacitación e Investigación de Confitería, en México; y la Universidad Industrial de Santander, Colombia. En esa cooperación sobresale el Aula de Chocolatería del estado de Aragua, en Venezuela, surgida a partir de un proyecto bilateral de colaboración. A tono con los vientos de reforma que baten en la isla, la escuela ha impartido cuatro cursos, con satisfactorios resultados a cuentapropistas, como se les denomina en la isla a quienes abandonan el empleo en el sector público y emprenden negocios privados. Fi

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Palabras clave : México, Cultura

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