En un discurso pronunciado en la Universidad Nazarbayev el sábado, el presidente de China, Xi Jinping, de visita en Kazajistán, propuso por primera vez el establecimiento conjunto de una "franja económica de la Ruta de la Seda", para mejorar la cooperación entre china y los países euroasiáticos.
La gran estructura de cooperación regional, cree Xi, puede ser establecida a través del "refuerzo de la comunicación de políticas, la conexión de carreteras, la facilitación del comercio, la circulación de divisas y la conexión del corazón".
En las últimas dos décadas, las relaciones entre China y los países euroasiáticos han visto un rápido desarrollo, con vías ferroviarias y autopistas, oleoductos y gasoductos, e intalaciones de telecomunicaciones y electricidad, formando una gran red a través de la región, lo cual facilita el flujo masivo de materias primas, recursos y capital.
Con una población total de 3.000 millones de personas, y un mercado sin parangón tanto en tamaño como en potencial, la franja económica propuesta ayudará a países en Eurasia, que cuentan con economías complementarias y gran potencial para una futura cooperación, a convertir sus ventajas latentes de población, recursos, mercado y tecnología en un ímpetu para el desarrollo, y en el momento adecuado a expandir su apertura y cooperación.
Una mayor cooperación también ayudará a asegurar la estabilidad a través del desarrollo de la región, donde las "tres fuerzas del mal" del terrorismo, el separatismo y el extremismo tienen una fuerte presencia. Existe un amplio consenso en la necesidad de construir una región armoniosa con una paz duradera y una prosperidad común.
China ha protagonizado un aumento medio anual del 30,8 por ciento del comercio con países del oeste, centro y sur de Asia en la última década. La propuesta franja económica añadiría un nuevo ímpetu a los esfuerzos de China de desarrollar su parte occidental y traería una fuente adicional de crecimiento en su inversión y comercio exteriores.
La actual tendencia a la integración económica mundial y una cooperación regional incrementada también suponen una oportunidd para revivir la histórica Ruta de la Seda. El llamamiento para una mayor cooperación regional también concide con el cambio del peso económico mundial hacia el este, y el auge de las economías emergentes, que se han convertido en un importante motor de la economía global desde la crisis financiera de 2008, y ayudarán a promover la integración y la reestructuración de las economías euroasiáticas.