El presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, se reunirán el viernes y sábado de esta semana por primera vez desde que ambos países completaran su último cambio de liderazgo.
Durante la cumbre, que se celebrará en la finca Sunnylands, en el estado de California, los dos líderes se centrarán en el "panorama general" para el desarrollo futuro de las relaciones bilaterales al mismo tiempo que se protegen los intereses de ambas partes, opinaron analistas estadounidenses.
A través de reuniones de trabajo informales e interacciones cara a cara, los líderes de las dos mayores economías del mundo también cultivarán una relación personal más estrecha, señalaron los observadores.
"Me parece que la iniciativa se produce en un buen momento y que es muy necesaria", dijo sobre la cumbre el antiguo asesor de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, en una entrevista con Xinhua.
"La relación entre Estados Unidos y China es la relación bilateral más importante del mundo. La estabilidad económica global y la seguridad global dependen en gran medida de una relación saludable, amistosa, cooperativa y de adaptación mutua entre Estados Unidos y China", anotó Brzezinski.
En la opinión del antiguo embajador de Estados Unidos en China Stapleton Roy, el hecho de que esta sea la primera reunión desde que Xi se convirtiera en presidente y Obama fuera reelegido "hace que el encuentro sea mucho más importante".
En la misma línea de estos comentarios, Bonnie Glaser, una asesora principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de estudios con sede en Washington, dijo que la cumbre es "muy significativa", ya que ambos líderes mantendrán discusiones prolongadas y en profundidad sobre la relación entre Estados Unidos y China, así como asuntos regionales y globales.
Douglas Paal, vicepresidente de estudios en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, un centro de estudios de política exterior con sede en Washington, señaló que ambos países conversarán sobre el "panorama general" de sus lazos bilaterales.
"Se trata de cómo pueden Estados Unidos y China evitar el conflicto, cómo podemos encontrar maneras de perseguir nuestros propios intereses de forma que sean compatibles con los intereses del otro país, o que al menos no entren en conflicto con los intereses del otro país", dijo Paal a Xinhua.
Paal fue coautor de un artículo el pasado otoño en el que se propuso la celebración de una cumbre informal entre Estados Unidos y China en 2013 para que se discutieran las dificultades en las relaciones bilaterales, "que consisten en que nuestra competición estratégica se está poniendo por delante de nuestra cooperación estratégica".
El analista indicó que la próxima cumbre entre Xi y Obama es una oportunidad para que las dos partes comiencen "con una actitud buena y constructiva", no solamente heredando el registro de los conflictos y la cooperación del pasado, sino sobrepasándolo.
En la agenda también se encuentran las discusiones sobre cómo evitar el juego de suma cero que ha tenido lugar normalmente en la historia entre una potencia existente y una emergente, así como sobre cómo construir un nuevo tipo de relaciones de grandes potencias entre los dos gigantes.
"Es un hecho positivo que los máximos líderes de ambos países hayan reconocido los peligros inherentes a la creciente rivalidad estratégica entre China y Estados Unidos, y hayan abogado por el concepto de desarrollar un nuevo tipo de relación entre grandes potencias... que pueda contener, e idealmente reducir esta rivalidad", indicó Roy.
Además, se espera que Xi y Obama aborden "sus respectivas visiones sobre la región Asia-Pacífico y el sistema internacional, así como las relaciones estratégicas integrales entre Estados Unidos y China", apuntó Glaser.
"Si los dos líderes pueden alcanzar un consenso sobre estos asuntos generales, se creará una mejor base para la cooperación en los asuntos específicos", tales como los desafíos de la seguridad cibernética y la desnuclearización en la península coreana, agregó.
Sin embargo, dada la complicación de las relaciones entre Estados Unidos y China, los expertos advirtieron en contra de ser demasiado optimistas sobre los resultados de la próxima cumbre.
"Es un error creer que todas las cumbres entre potencias principales tales como China y Estados Unidos deben producir siempre resultados significativos que sean visibles para los observadores externos", señaló Roy.
"No obstante, tales oportunidades no deben ser desperdiciadas, especialmente en las áreas que podrían hacer más difícil la gestión de las relaciones bilaterales", agregó.