El viaje al hemisferio oeste que Xi Jinping acaba de comenzar constituirá su primera gira por América Latina como presidente chino.
Además, la reunión que Xi mantendrá el 7 y 8 de junio con su homólogo estadounidense, Barack Obama, en la finca Sunnylands, en el estado de California, también será la primera cumbre entre las dos economías más grandes del mundo, después de que ambas hayan completado la transición de sus respectivos liderazgos.
Como bien han apuntado muchos observadores globales, la visita de Xi como jefe de Estado chino no tiene precedentes en cuanto al itinerario y otros detalles de su agenda, lo que pone de manifiesto el enfoque equilibrado tanto hacia las naciones en desarrollo como hacia las desarrolladas, así como el estilo de diplomacia innovadora de los nuevos líderes chinos.
En vez de competir con otras potencias mundiales por las llamadas "esferas de influencia", Beijing está buscando una cooperación pragmática de beneficio mutuo en construir sus buenas relaciones con América Latina, lo cual favorece a la estabilidad social y al crecimiento económico de la región.
En el Caribe y América Latina, Xi mostrará una visión del mundo que prefiere la prosperidad común a las antiguas alianzas.
Las relaciones de China con América Latina ya han entrado en un fase de crecimiento rápido, con el comercio bilateral multiplicándose por 100 desde 1990, y con China convirtiéndose en el segundo socio comercial más grande de la región.
En el mapa económico global de China, la región está ganando importancia, perfilándose como principal destino para la creciente inversión en el extranjero de China.
Programada para la próxima semana en California, la reunión entre Xi y Obama será innovadora en varios aspectos. No es común que un presidente chino mantenga conversaciones con su homólogo estadounidense menos de tres meses después de haber asumido el cargo.
La agenda y la organización de la cumbre tampoco tiene precedentes en la historia de las relaciones entre China y Estados Unidos.
Tales arreglos especiales muestran la creciente madurez de los lazos entre el mayor país en vías de desarrollo y la mayor nación desarrollada.
Por supuesto, los dos líderes discutirán asuntos urgentes tales como los recientes desafíos en la región Asia-Pacífico, pero también tienen previsto hablar sobre la preparación de las bases para forjar un nuevo tipo de relaciones entre potencias.
Desde la perspectiva china, un nuevo tipo de relación entre las dos naciones necesita un nuevo concepto estratégico para que éstas se vean la una a la otra como oportunidades en vez de como amenazas, y materialicen las oportunidades a través de una mayor cooperación.
Como las dos mayores economías del mundo, China y Estados Unidos son las dos variables claves en un panorama global que cambia rápidamente, ambas con enormes responsabilidades en cuanto a la paz y a la prosperidad de la raza humana. Las dos partes necesitan adoptar una visión completa y a largo plazo de sus relaciones y el posible impacto que estas puedan tener.
No se puede negar que los dos países tienen ciertas dudas sobre sobre las intenciones estratégicas del otro, con Washington temiendo perder su estatus mundial, y Beijing siempre preguntándose sobre el verdadero propósito de la llamada estrategia de "Pivotar hacia Asia", y el "reequilibrio" de Obama.
Para reducir las sospechas y generar confianza, es de vital importancia mantener los canales de comunicación siempre abiertos, especialmente en los niveles más altos. La reunión informal entre Xi y Obama ofrecerá una oportunidad de oro para que ambos líderes se conozcan mejor en persona, y ayudará a disipar malentendidos entre las dos partes.