La reducción de la producción de etanol de la caña de azúcar, que se agrega a los combustibles, deberá provocar un aumento de la importación de la gasolina en Brasil del 354 por ciento hasta 2020, según un informe del Gobierno divulgado hoy por medios locales.
El estudio, encargado por la presidenta brasileña Dilma Rousseff, presenta tres escenarios para el mercado de combustibles en los próximos ocho años, en el que un panorama más optimista apunta a que el país necesitará en 2020 pasar de los actuales 221.365 metros cúbicos de gasolina importados por mes a un millón.
En declaraciones al diario "Folha de Sao Paulo", el ministro de Minas y Energía, Edison Lobao, afirmó que "las previsiones son una señal de alerta y de que necesitamos tomar medidas para el sector, y eso es lo que haremos".
En el escenario intermedio que presenta el documento, Brasil necesitaría aumentar las importaciones del combustible fósil en 619 por ciento, incluso manteniendo la mezcla obligatoria de etanol entre 20 y 25 por ciento en la gasolina.
Ya en la peor de las hipótesis, en la que no haya un crecimiento de la producción de etanol y gasolina, Brasil necesitará aumentar en 671 por ciento sus importaciones del combustible derivado del petróleo.
La falta de inversiones en las refinerías para aumentar la producción de gasolina y el estancamiento de la industria del etanol, acompañadas de un creciente aumento de la demanda de combustibles, incidieron para el pronóstico, que tomó en cuenta una expansión promedio de 4,5 por ciento del consumo anual.
Entre 2010 y 2011, la producción de etanol bajó en Brasil 15 por ciento, y para este año se calcula que habrá una recuperación de 8,56 por ciento, todavía por debajo del nivel de auge del biocombustible en el país. Fi