Con el aumento de la violencia armada y la dimisión del mediador internacional, Kofi Annan, la crisis siria ha entrado en una fase crítica y exige una acción global adecuada y urgente.
La prioridad ahora mismo, según se detalla en la propuesta de seis puntos de Annan, es que se acabe inmediatamente con todas las formas de violencia en el país devastado por el conflicto, y que comience un proceso político inclusivo liderado por los sirios.
Debido a la complicada situación en el país, la comunidad internacional debe mantener el camino político y evitar poner en marcha medidas desequilibradas que podrían acabar con los esfuerzos políticos.
Ejercer presión sobre una de las partes del conflicto, como se connotó en la resolución del viernes de la Asamblea General de la ONU, no ayuda en la búsqueda de una solución justa, pacífica y apropiada, y es probable que provoque una escalada en la confrontación.
Las reservas de Beijing están justificadas. China comparte la urgencia y el compromiso del mundo árabe y de la comunidad internacional por poner un fin pronto y permanente a la crisis, pero presionar a una de las partes cuando las dos luchan no es propicio.
China no tiene ningún interés personal en el tema de Siria y respeta el deseo de cambio del pueblo sirio. Defiende la Carta de la Naciones Unidas, actúa responsablemente según las normas internacionales, y está abierta a cualquier esfuerzo razonable de pacificación.
No se puede negar que la comunidad internacional está dividida. La evidente frustración de Annan deja clara la falta de unidad, que no solo ha obstaculizado los esfuerzos de mediación, sino que ha dejado a Siria hundirse aún más en la crisis.
Es una verdadera pena que Annan vaya a dejar su puesto cuando se acabe su mandato como enviado conjunto de la ONU y la Liga Arabe a finales de este mes. Las constructivas contribuciones y los serios esfuerzos por parte del ex secretario general de la ONU y premio Nobel de la paz se merecen una profunda admiración.
Pero China no es la responsable de esta discordia, ya que es partidaria incondicional de los esfuerzos de mediación de Annan. Las acusaciones contra Beijing por parte de la Casa Blanca, el senador de EEUU John McCain y algunos otros tras la dimisión de Annan no tienen sentido.
De hecho la división se encuentra enraizada en la obstinada obsesión de EEUU y algunas otras potencias occidentales con su enfoque aparentemente desequilibrado y defectuoso, que lo que ha conseguido es avivar la violencia, entre otros problemas.
Cuando la situación siria exigía que la comunidad internacional se pronunciara con una voz unida, Washington y algunas otras potencias enviaron mensajes que no estaban aprobados por la conferencia del 30 de junio en Ginebra o por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Sus maniobras, sus acciones, incluyendo forzar votos sobre proyectos de resolución defectuosos, han minado la reputación y la autoridad del Consejo de Seguridad de la ONU, y han revelado su intento de tomar los principios internacionales en sus propias manos.
Este comportamiento destructivo ha hecho imposible que Annan opere como mediador, y ésta es la razón fundamental que ha provocado su dimisión.
Es momento de que se acaben estas acciones contraproducentes. Como ya han subrayado tanto China, como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y muchos otros, el plan de seis puntos de Annan y el comunicado de Ginebra siguen siendo los cimientos para la resolución pacífica de la crisis siria.
En este momento crucial, EEUU y las potencias con mentalidad similar necesitan descartar su enfoque desequilibrado y apoyar el plan de Annan y el consenso de Ginebra con buena fe y acciones concretas.
Solo así podrá la comunidad internacional actuar de manera responsable y efectiva para ayudar a los sirios a que acaben de manera permanente con el derramamiento de sangre y consigan un futuro pacífico elegido por ellos mismos. F