El gobierno de Estados Unidos publicó el lunes el Informe sobre la Libertad Religiosa Internacional 2011, que supone una continua práctica de interferencia descarada en los asuntos internos de otros países, incluido China, en nombre de la religión.
Una vez más, el informe califica a Myanmar, China, la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Eritrea, Irán, Arabia Saudí, Sudán y Uzbekistán como Países de Especial Preocupación por presuntas violaciones de la libertad religiosa.
Sin ofrecer hechos probados, el informe concluye que la situación de la libertad religiosa se "deterioró" en 2011 en naciones como China, Eritrea, Irán y Pakistán, país último que no aparece en la lista anteriormente mencionada.
El Informe sobre la Libertad Religiosa Internacional es un documento anual publicado por el Departamento de Estado de Estados Unidos desde 1999, conforme a la Ley de Libertad Religiosa Internacional de 1998, que pretende analizar la situación de cerca de 200 países y territorios del mundo.
Este documento anual, que parte principalmente de informaciones de medios de comunicación no confirmadas y acusaciones sin fundamento y con segundas inteciones de grupos y organizaciones ilegalizadas, no es más que un instrumento político usado por el gobierno de Estados Unidos para ejercer presión sobre otros países, principalmente sobre aquellos que considera rivales.
La igualdad y el respeto mutuo constituyen la piedra angular en el desarrollo de las relaciones entre naciones, pero Estados Unidos no respeta a los demás al imponer sus propios estándares en política religiosa, sin tener en cuenta las diferencias en historia, tradición cultural, realidad política y situación económica.
La periódica publicación de este informe lleno de prejuicios, arrogancia e ignorancia por parte de Washington es una práctica incomprensible e incluso contraproducente.
En lugar de fomentar el entendimiento mutuo y mejorar las relaciones con otros países, esta acción crea suspicacias y desconfianza. De hecho, este documento es repetidamente rechazado y condenado por los países que se ven en el punto de mira de Washington año a año.
China, un país con diversidad religiosa donde la libertad de culto está totalmente protegida por la Constitución y las leyes estatales, ha rechazado firmemente la interferencia de Estados Unidos en sus asuntos internos bajo el pretexto de velar por la libertad religiosa.
Al culpar a China por el "deterioro marcado" en la libertad de culto, el informe aparentemente ignora las realidades y los hechos básicos sobre China, que ha hecho los mayores esfuerzos posibles para defender la libertad religiosa y los derechos para expresar las creencias, siempre y cuando sean cumplidas las leyes.
Es absolutamente incuestionable que, durante los últimos decenios, China ha dado grandes pasos para consolidar el estado de derecho a fin de asegurar la libertad de culto para que todos los creyentes de las religiones protegidas por la ley puedan practicar su fe libremente. En la China de hoy, nadie será perseguido solamente por pertenecer o estar afiliado a una religión autorizada por la ley.
Sólo los pocos miembros de religiones prohibidas o de organizaciones religiosas ilegales de corte extremo que se dedican a actividades ilegales y separatistas bajo la máscara de buscar libertad de culto, han sido castigados en China estrictamente conforme a sus leyes.
Contrario al informe de EEUU que dice que "mayores restricciones a la libertad religiosa" llevaron a al menos doce auto-inmolaciones de tibetanos en 2011, estos incidentes de hecho tienen motivos políticos, ya que son parte del complot del Dalai Lama para internacionalizar el tema del Tíbet.
Como una nación soberana, China tiene todo el derecho a mantener la estabilidad social y la integridad territorial mediante la persecución del extremismo religioso, el separatismo y el terrorismo, que propugnan la violencia en nombre de la libertad religiosa y derechos humanos.
China ha estado y estará abierta al dialogo y al intercambio de opiniones con gobiernos y figuras religiosas de los países de Occidente, incluido EEUU, en torno a asuntos religiosos de interés común con base en igualdad y respeto mutuo.
China ha realizado diálogos directos y sinceros con EEUU y otros países en los últimos años, con el fin de promover el entendimiento mutuo y buscar maneras de tratar las preocupaciones comunes en cuanto a políticas religiosas y otros asuntos.
Así que, cuando todos los canales de diálogo están abiertos, no hay justificación alguna para que Washington publique su informe anual sobre libertad religiosa, el cual seguramente es contraproducente para el desarrollo de las relaciones bilaterales.