El balance final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Rio+20 es "extremadamente positivo", con un documento final equilibrado, destacó hoy el embajador brasileño André Correa do Lago, quien lideró el proceso negociador.
En entrevista con Xinhua, Correa do Lago resaltó que el documento es "sumamente contemporáneo", porque refleja el mundo actual, donde los países en desarrollo como Brasil y China cobraron una mayor importancia gracias a lo que hicieron internamente.
"La Eco 92 (reunión celebrada en Brasil en 1992) ocurrió en un momento en que los principales países desarrollados consideraban que habían vencido el esfuerzo de definir cuáles eran las mejores maneras de desarrollarse. Esa idea de que hay un modelo que se debe seguir creo que fue roto de forma muy clara en la Rio+20," afirmó.
Como país en desarrollo, Brasil buscaba que la Rio+20 confirmara el legado de la conferencia de Río de 1992, al reafirmar las bases que fundamentaron la participación de los países en desarrollo en las negociaciones.
"Hicimos consultas muy intensas con nuestros principales socios, inclusive extendimos a Rio+20 las consultas que hacíamos en el contexto del BASIC (Brasil, Sudáfrica, India y China), que es el grupo que se ha consultado cada vez más en cambio climático", recordó.
De esa forma, los negociadores brasileños supieron cuáles eran las principales preocupaciones de sus principales socios.
"Buscamos ofrecer un texto que las contemplase y que al mismo tiempo incorporase las preocupaciones mayores de los demás países. Conseguimos ese equilibrio razonablemente rápido. Desde el momento en que Brasil asumió el control de las negociaciones acabó ocurriendo eso en tres días", lo cual fue muy positivo, indicó.
Según el embajador, Brasil ve la economía verde como una gran oportunidad, pero también reconoce que no se tiene una definición correcta de economía verde.
"Existen algunos sectores económicos en algunos países que ya están avanzando en esa línea. Pero en esa falta de definición Brasil siempre se preocupó en no sustituir el concepto de desarrollo sostenible con el de economía verde. La cuestión ambiental tiene que estar ligada a la lógica económica y a la lógica social de nuestros países", explicó.
Evaluó que las conferencias internacionales tienen el valor de provocar un debate en torno de ideas, de experiencias, y de posibilidades.
Sobre los desafíos para hacer avanzar la agenda de Rio+20, Correa do Lago señaló que están colocados en la primera página del documento.
"Primero la erradicación de la pobreza, y después el cambio de padrones sostenibles de producción y consumo", agregó.
Subrayó que la lógica económica del mundo fue pensada para un mundo injusto, para un mundo donde la pobreza es normal.
"Lo que países en desarrollo como Brasil y China han mostrado es que la erradicación de la pobreza puede ocurrir a un ritmo mucho más acelerado de lo que se imaginaba. La realidad es que estamos colocando millones de personas en el mercado de consumo", resaltó.
"Lo que no queremos es que los países ricos digan 'nosotros vamos a continuar teniendo ciertas cosas y ustedes no van a tener acceso a ciertas cosas porque llegaron después'. Eso sólo podrá comenzar a ser corregido si comenzamos a cambiar los padrones de producción y consumo en los países desarrollados", afirmó. Fin