Autoridades de la ciudad brasileña de Río de Janeiro, próxima sede del Mundial de Fútbol 2014 y dos años después de los Juegos Olímpicos, activaron un plan de incorporación de 7.000 agentes militarizados este año, una virtual fábrica policial, para garantizar la seguridad de ambos eventos de clase mundial.
Parte de la transformación social y urbanística que vive la ciudad de Río de Janeiro para también albergar la reunión de Naciones Unidas Río+20 en junio próximo, prevé la incorporación a las filas policiales de un promedio diario de 19 nuevos agentes.
Las incorporaciones darán sustento a las Unidades de la Policía Pacificadora (UPPs) , principal programa de seguridad del Estado.
El gobierno tiene el objetivo de contar con 60.000 Policías Militarizados en 2016 (16.000 más que con el efectivo anual) para garantizar la seguridad en los grandes eventos.
Para preparar a los policías, el Centro de Formación y Perfeccionamiento de Plazas de la Policía Militar (CEFAP), en Sulacap, amplió sus instalaciones con la construcción de dos edificios más completando un complejo de cerca de tres millones de metros cuadrados, donde la formación de los aspirantes a policías toma seis meses.
La mayoría de las disciplinas policiales se enfocan en el respeto a los derechos humanos, pero la previsión es que los alumnos hayan realizado hasta 840.000 disparos.
El gobierno está estudiando incluso la posibilidad de contratar en 2013, instructores del FBI para revisar cómo se enseña a evitar atentados o ataques a fin de contrarrestar los 1.200 efectivos en promedio que pasan a la reserva o mueren cada año.
"Trabajamos en la capacitación de los policías militares. Necesitamos más gente, pero también que sean policías con una formación de más calidad. Es decir, no basta sólo con aumentar el número de policías formados, es preciso mejorar nuestros currículos y nuestro cuerpo docente", dijo José Beltrame, secretario de Seguridad Pública.
Añadió que se incide más en el desarrollo de un programa de capacitación continua para los policías en activo.
La selección de los reclutas de la Policía Militarizada es rigurosa. La corporación somete a un examen toxicológico y análisis de queratina (sustancia presente en el cabello de los candidatos), capaz de detectar si la persona consumió drogas en los últimos 180 días.
Pero la producción en serie de reclutas divide opiniones entre especialistas en seguridad pública.
Hay quien argumenta que un curso de seis meses de duración es señal de mala calidad, como critica el coronel José Vicente da Silva Filho, ex secretario nacional de Seguridad.
"No cabe la menor duda de que también serán formados malos policías. Un proceso tan rápido no permite que los reclutas, en tan poco tiempo, absorban valores morales, éticos y la técnica necesarios para ser un buen soldado de la Policía Militar", dijo.
Pronosticó incluso que los efectos de la mala calidad van a quedar patentes durante el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de 2016.
Para el consultor de seguridad y ex capitán del BOPE, Paulo Storani, lo importante es dar continuidad a los cursos, principalmente los de tiro.
"El perfil de los chicos que están entrando a las UPPs ya está dentro del espíritu de la política de proximidad para con los vecinos" y residentes, pero en algún momento, el recluta deberá hacer uso del arma de fuego.
Por ello, de cara a prepararse para lo peor es "fundamental un entrenamiento constante".
"El desafío cultural es retirar el fusil de la mano del policía, que se siente más seguro con ese tipo de arma", dijo.
Por ello, el alumno entrena más con pistola y revólver, explica el coronel Joo Silvestre de Araújo.
En las promociones, formadas por hombres y mujeres, las alumnas de sexo femenino destacan en tiro de precisión. La carga horaria de 1.177 horas lectivas tiene que ser seguida a conciencia.
Lo que la mayoría busca es la estabilidad laboral. "Estoy preparándome para trabajar en la UPPs de Rocinha. Sé que tengo el perfil de conciliador", comenta Jeferon de Moraes.
Mientras en Río de Janeiro se busca la formación de nuevos efectivos policiales a todo vapor, en la mayor metrópoli de Brasil, Sao Paulo, se está estudiando la creación de una ciudad escenográfica para el entrenamiento de los soldados que ingresan en la carrera policial.
El curso de formación ofrecido por la Escuela Superior de Soldados, en la zona Norte de la capital paulista, ya ofrece simulaciones en locales de actuación, como comunidades y centros urbanos, pese a que la "propuesta es crear una ciudad ficticia que haga que las clases prácticas resulten más realistas".
El curso de formación de un policía militar tiene una duración de dos años, dividido en un módulo superior técnico y en unas prácticas como "administrativo operacional, en el cual, bajo supervisión pedagógica", el soldado ya patrulla por las calles. Fin