El 74 por ciento de la población de la ciudad brasileña de Río de Janeiro se siente a día de hoy más segura que tres años atrás, antes de que el Gobierno del estado que lleva el mismo nombre empezara a instalar comisarías policiales en las favelas del municipio, según una encuesta divulgada hoy por el Instituto Copernicus.
Desde diciembre de 2008, el Gobierno regional de Río de Janeiro, con la ayuda del Gobierno federal brasileño, inició un proceso de pacificación de las comunidades de la ciudad carioca en vistas a los grandes eventos que acogerá la ciudad, como los Juegos Olímpicos de 2016 o la final del Mundial de fútbol de 2014, que consiste en la expulsión de los narcotraficantes y la implantación de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP).
Pese a ello, el 8,1 por ciento de los habitantes de la famosa ciudad brasileña ve con pesimismo la nueva política de seguridad pública, que según datos oficiales, ha reducido considerablemente el índice de criminalidad en la ciudad.
La pacificación ha comportado asimismo que los habitantes de las zonas más nobles de Río de Janeiro empiecen a explorar y conocer las favelas. Así, el 47 por ciento de los cariocas aseguraron haber visitado alguna favela pacificada y el 98,3 por ciento de ellos afirmaron que la experiencia fue positiva.
Los números fueron presentados hoy en un evento en la favela de Dona Marta, la primera en ser pacificada y un polo de turismo a día de hoy, dentro de una campaña que busca incentivar la inversión de las empresas privadas en las comunidades.
Por ahora, el Gobierno ha conseguido instalar ya cerca de una treintena de UPPs en Río de Janeiro, la mayoría de ellas en la zona sur, la más noble y turística, formando un círculo de seguridad hasta un radio de 2 kilómetros alrededor del estadio de Maracaná, limpiando del narcotrafico las favelas existentes en la zona y mudando la realidad y violencia que durante años ha dominado Río de Janeiro. Fin