Los vendedores de mate y limonada que pasean por las playas de Río de Janeiro, así como los vendedores de las típicas rosquillas dulces y saladas que pasean por las arenas de la ciudad pasarán a ser Patrimonio Cultural e Inmaterial de Río de Janeiro, anunció hoy el alcalde Eduardo Paes.
"Río de Janeiro está hecha de iconos como sus bellos paisajes y su población, y es esa gente de Río la mejor cosa de nuestra ciudad.
"El vendedor de mate es la cara de Río, uno de sus personajes que más marca", explicó Paes para justificar la decisión que entrará en vigencia a partir de mañana lunes.
"Estos vendedores son un recuerdo bueno de nuestra ciudad. Del lugar donde vivimos siempre tenemos un recuerdo positivo, sea una imagen, un olor, un sonido (...) y el sonido más fuerte de nuestras playas es el grito de estos vendedores de mate", destacó Paes.
Los vendedores a los que se refiere el alcalde de Río suelen vestir de naranja y llevan dos tanques, uno con mate y otro con limonada fresca, que venden a las personas que hay en la playa tras anunciar su producto a gritos durante todo su recorrido, igual que hacen los que venden las famosas rosquillas (biscoitos en portugués).
En 2009, la alcaldía de Río de Janeiro prohibió la venta de mate y limonada en galones en las playas de la ciudad por cuestiones sanitarias, aunque, tras varias protestas por parte de la población, se volvió a liberar su venta.
Con la nueva medida, los vendedores pasarán a tener una identificación, que según el alcalde, garantizará también la calidad del producto.
La distinción que les será otorgada a los vendedores a partir de mañana la tenían las "baianas" (procedentes del estado de Bahía), que vendían acarajé (un producto típico de la región) en la playa, vestidas con las ropas típicas de color blanco de su tierra. Fin