(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Diez días después de iniciar su misión de observación en Siria, la Liga Árabe (LA) decidió el domingo solicitar ayuda política, financiera y logística a la ONU para continuar con su trabajo y reiteró su pedido al Gobierno de Bachar Al Asad y a los “grupos armados” de la oposición para que pongan fin de inmediato a la violencia.

Luego de una reunión en su sede de El Cairo, en la que sus miembros se mostraron divididos sobre la cuestión de recurrir al apoyo de Naciones Unidas, el organismo panárabe acordó prolongar la permanencia de sus representantes en territorio sirio y darles el tiempo necesario para que completen su misión.

Mientras algunos países respaldaron la propuesta de Catar de aprovechar la experiencia de la ONU en este tipo de trabajo, otros insistieron en que toda la misión continúe formada exclusivamente por observadores árabes, por la posible negativa de Damasco a permitir la entrada de funcionarios de otras regiones, y propusieron que el organismo mundial entrene a los miembros de su delegación que carecen de la experiencia suficiente.

El jefe de la misión de 150 observadores, el polémico general sudanés Mohamed Dabi, acusado de haber vulnerado los derechos humanos en su propio país, presentó ante la Liga Árabe un primer informe en el que señaló que el trabajo del equipo bajo su dirección estaba solo en sus inicios y hacía falta más tiempo para formarse una idea sobre lo que ocurría en Siria.

La misión podría durar meses, dijo Dabi al periódico británico The Observer, al que aseguró también que el Gobierno sirio estaba cooperando con el trabajo de su equipo.

El objetivo de los observadores en Siria consiste en determinar si Al Asad cumple o no el plan de pacificación acordado con la Liga Árabe, basado en unos cuantos puntos esenciales: retirada de las tropas a sus cuarteles, fin de la represión contra los manifestantes, liberación de los presos políticos y apertura de un proceso de diálogo con la oposición.

Pero el informe presentado el domingo por Dabi al secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, señala que la violencia continúa y que las fuerzas militares siguen desplegadas en las ciudades, en incumplimiento del plan árabe para acabar con la crisis.

Hay vehículos del Ejército en la mayoría de las ciudades visitadas por los observadores, que afirmaron haber visto cadáveres en las calles, mientras la oposición siria y el Gobierno se acusan mutuamente de haber cometido esos crímenes.

El primer ministro de Catar, Haman bin Jasem al-Zani, afirmó el viernes que “si la violencia no se detiene, da igual mantener la misión o no”. “La misión hace que de alguna parte formemos (la Liga Árabe) parte de lo que está ocurriendo en Siria, y yo no quiero participar en eso”.

La violencia no se ha interrumpido en ningún momento. Tras el atentado registrado el viernes en Damasco, que mató a 26 personas y que el Gobierno atribuye a Al Qaeda, ese mismo día, según la oposición, murieron 35 personas durante las protestas contra Al Asad. El sábado las víctimas mortales fueron 27 y el domingo, 20, incluyendo a 11 soldados.