(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Una pizca más de pimienta al ya de por sí inquietante calor en el que constantemente vive Oriente Próximo ha puesto la noticia de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su ministro de Defensa, Ehud Barak, hacen lo posible por convencer al resto del Gobierno y a los altos mandos del Ejército de que la destrucción de las instalaciones nucleares iraníes es “una cuestión de supervivencia” para su país.
Las preocupantes intenciones de Netanyahu y Barak fueron reveladas por el prestigioso periodista israelí Nahum Barnea, del diario Yediot Ahronot, el más leído de Israel, quien afirmó que el mandatario judío ha madurado la idea que le obsesiona desde que asumió el cargo, en 2009, cuando señaló que acabar con la potencial amenaza nuclear de Irán constituía una prioridad geoestratégica.
Netanyahu ya no plantea a sus generales la posibilidad de un bombardeo, siempre contemplada, sino que insiste ahora en que el ataque es necesario e inminente, alertó Barnea basado en la información que trasmitiera una fuente muy alta del Gobierno sobre un debate que se mantiene al respecto en el más absoluto secreto, con la aparente intención de neutralizar el plan.
La víspera, otro diario hebreo, el Haaretz, confirmó que las discusiones sobre la posibilidad de llevar a cabo el ataque son “ciertas y serias” y aseguró que uno de los últimos en creerse el argumento del riesgo de “un nuevo Holocausto” que representa Irán es el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman.
La oposición de altos mandos del Ejército, como el general Benny Gantz y los jefes de los tres servicios de inteligencia, añadió el diario, son hasta el momento los obstáculos que Netanyahu no ha podido vencer. Los militares consideran que un bombardeo podría tener resultados insatisfactorios, dado que las instalaciones nucleares iraníes son subterráneas y están muy protegidas.
Aunque Gantz, según Haaretz, rechaza el bombardeo preventivo y unilateral, su postura podría cambiar si se contara con el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña.
En esa línea se mueve también el centrista Dan Meridor, uno de los ocho ministros que conforman el núcleo del Gobierno que toma las decisiones trascendentes, Irán representa “un riesgo para todo el mundo”, que deja a Estados Unidos, no a Israel, el liderazgo en cualquier acción política o militar contra Teherán.
Las preocupaciones fueron trasmitidas también a su partido, el religioso ultraortodoxo Shas, por el ministro del Interior, Eli Yishai, quien en una reunión celebrada el lunes alertó sobre las represalias que podrían adoptar Irán, Siria, la milicia chií libanesa Hezbolá y el grupo armado palestino Hamas y confesó que la posibilidad del ataque no le permitía conciliar el sueño.
Tras las revelaciones de la prensa israelí, desde Teherán el jefe del Ejército iraní, Hassan Firuzabadí, dijo que cualquier ataque contra su país comportaría represalias. “Las autoridades de Estados Unidos deben saber que un ataque del régimen sionista contra Irán implicaría graves daños para los propios Estados Unidos, además de para el régimen sionista”.
Como un elemento más de preocupación, los medios de comunicación recuerdan las maniobras que el Ejército israelí acaba de concluir en Cerdeña (Italia), en las que ha simulado un bombardeo de largo alcance, muy parecido al que sería necesario para atacar las instalaciones nucleares iraníes en el noreste del país, y ha probado un nuevo misil balístico con un alcance de 6.000 kilómetros y capacidad atómica.
El asunto podría ir a peor el próximo 8 de noviembre, cuando el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), dé a conocer un informe sobre el programa nuclear iraní que, según algunas fuentes, confirmaría las sospechas de que el Gobierno de Mahmoud Admadineyah podría estar orientando su programa nuclear hacia propósitos militares, lo cual puede ser decisivo para decantar posiciones en el Gobierno y Ejército de Israel.