Un informe policial precisa que los sospechosos del crimen pudieran no haber abandonado aún el territorio guatemalteco, por lo que hasta el momento se han realizado 10 allanamientos de fincas, se han intensificado las operaciones de rastreo y se han reforzado los puestos fronterizos, aunque en la zona selvática la línea divisoria es absolutamente permeable.
Mientras tanto, periodistas de medios locales que recorren los municipios de Petén aledaños al lugar de la masacre dan cuenta de que los lugareños siguen sin superar el trauma. Poblaciones como San Benito o Flores, la capital de la provincia, lucen vacías. Las escuelas están cerradas y muchos comercios siguen con las persianas echadas, mientras que la gente ha preferido resguardarse en sus hogares.