La visita de Estado que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, realizará a China en abril, la primera desde que asumió el cargo el 1 de enero pasado, reflejará una nueva fase de la relación entre los dos países, dijo hoy en entrevista a Xinhua la subsecretaria de Asuntos Políticos de la cancillería brasileña, María Edileuza Fontenele Reis.
La también embajadora afirmó que en el proceso de reacomodación económica mundial, tras la crisis financiera, la relación entre los dos países estará marcada por el binomio “cooperación y competencia”.
La presidenta Rousseff estará en China del 11 al 15 de abril, donde mantendrá una reunión bilateral con el presidente Hu Jintao en Beijing, participará en la III Cumbre de los BRICS, que sumará a Sudáfrica como quinto miembro, junto a Brasil, Rusia, India y China-, en Sanya, y estará como invitada en el foro de Bo'ao de los países asiáticos, en Hainan.
Durante la reunión bilateral, la líder brasileña expresará las principales reivindicaciones de su país en el plano económico y comercial.
“Buscamos ampliar el porcentaje de productos manufacturados en nuestras exportaciones a China. Buscamos mejores condiciones de ampliar nuestras inversiones en China y tenemos interés en que China diversifique sus inversiones en Brasil, de forma de evitar la excesiva polarización en minería y agricultura”, explicó la embajadora.
Fontenele destacó el diálogo “extremadamente fluido y abierto” con el gobierno chino en el marco de la alianza estratégica entre los dos países, que data de 1993.
“Entramos en una nueva fase llena de oportunidades de cooperación y también puntuada por desafíos. Si la relación es dominada por cooperación y competencia, debemos prepararnos para una relación que crece. Pero tenemos los mecanismos para tratar los problemas de forma equilibrada”, señaló.
Destacó la convergencia en muchos temas de interés global, como la relación “extremadamente productiva” en el ámbito de los BRICS, en el contexto del G-20 y en lo referido a la reforma de las instituciones financieras internacionales, sobre todo en el tema de la definición del poder de voto.
Brasil y China comparten también el empeño para que haya una mayor participación de los países en desarrollo en las instituciones de la gobernanza global.
“Tenemos una cooperación muy importante en el área de cambio climático, un tema en que no se puede imaginar una solución satisfactoria a nivel global sin la participación de Brasil y China”, recordó.
Durante la visita de Rousseff se realizará un seminario con la participación de 300 empresarios brasileños y sus contrapartes chinos, para el cual existe la expectativa de “promover una diferencia cualitativa en nuestra relación económica y comercial”.
“La relación cuantitativa es elocuente: solamente el año pasado nuestro comercio creció más de 50 por ciento; en la última década nuestro comercio creció exponencialmente, pasó de 2.000 millones de dólares en 2000 para 56.000 millones de dólares en 2010”, subrayó.
Ese comercio, sin embargo, es dominado, del lado de Brasil, por la exportación de productos primarios y con una fuerte concentración en mineral y soya.
“Entonces nuestro interés es el de diversificar esa pauta comercial, incorporando productos de mayor valor agregado en el área de carnes, de embutidos, por ejemplo, y productos de mayor contenido tecnológico”, explicó.
También habrá un diálogo sobre ciencia, tecnología e innovación, que contará con la presencia de Rousseff en la apertura, demostrando la prioridad atribuida por el gobierno brasileño al desarrollo de la relación Brasil-China en esa área.
“El potencial de ampliación es enorme, y tenemos ya un pasado de cooperación muy exitoso, específicamente con el proyecto CBERS (Satélite Sino-Brasileño de Recursos Terrestres), un ejemplo notable de cooperación sur-sur”, dijo.
En este momento de la relación, subrayó, los dos países tienen una base científica y tecnológica muy complementaria, puesto que no es sólo un país el que tiene desarrollo para ofrecer al otro.
“Por ejemplo, en el área de energías renovables, Brasil tiene un potencial y una experiencia muy importante, y las energías renovables son un desafío para China, que precisa diversificar su matriz energética. Brasil puede ayudar a China en el esfuerzo por reducir la emisión de gases de efecto invernadero”, señaló.
Existe también un amplio potencial en los campos de economía verde, en nanotecnología, metrología, en ciencias médicas, entre otros.
Con relación a la III Cumbre de los BRICS,las conversaciones estarán concentradas en dos vertientes.
“La primera es la de cooperación, coordinación en temas políticos y económicos de la agenda global. Discutiremos y haremos una evaluación de la situación económica mundial; evaluaremos también la próxima reunión del G-20, a realizarse (en noviembre) en Cannes, en Francia", explicó.
La segunda es la profundización de la construcción de una agenda propia de los países del BRICS. “Discutiremos qué podemos hacer en conjunto para profundizar esa agenda en las áreas de energía, de comercio, agricultura, seguridad alimentaria”, agregó.
Finalmente, en el foro de Bo'ao, al que asistirá como invitada por el presidente chino Hu Jintao, Rousseff mostrará los esfuerzos de Brasil en los últimos años para construir su desarrollo con inclusión social, con reducción de sus asimetrías económicas y sociales.
“La presidenta Dilma podrá transmitir esa experiencia al foro, que este año estará centrado en el tema Desarrollo Sustentable. No es posible concebir hoy el desarrollo sin privilegiar a las clases menos favorecidas, sin promover un aumento y redistribución de la riqueza”, consideró. Fin