En tanto, el controvertido primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, anunció que su país retomaría el control de las bases aéreas en las que autorizó las operaciones de los aliados, a menos que se acordara una estructura de coordinación del bloque atlántico. “Es importante que el mando pase a la OTAN con una estructura de coordinación diferente de la que tenemos ahora”, señaló el mandatario.

Fuentes del Ministerio de Exteriores de Italia, consideraron que las acciones que llevan a cabo en Libia los aviones de Francia, Reino Unido y Estados Unidos son “anárquicas” y “suponen problemas para el mundo árabe”.

No obstante, el portavoz adjunto del Ministerio de Defensa de Francia, el general de brigada Philippe Ponties, si bien admitió que la cooperación en el seno de la coalición aún no está “integrada” y la coordinación de las acciones es un asunto “extraordinariamente complejo”, aseguró que sí existe ya “a nivel de Ministerios de Defensa” de los países que intervienen.

“Por el momento las operaciones se desarrollan conforme a la resolución de la ONU y es evidente que el mando integrado facilitaría los intercambios; hoy, de momento, esta coordinación que hay funciona, aunque la integración haría los intercambios más fluidos”, comentó Ponties y añadió que “estamos en una operación querida por Naciones Unidas, aplicada por una coalición ‘ad hoc’ a la que la OTAN podría eventualmente dar su apoyo”.

Las discrepancias llevaron a Noruega, que envió seis cazabombarderos F-16 al Mediterráneo, para integrarse a los ataques contra Libia, a frenar su entrada en la coalición hasta que no se aclare específicamente su misión. La ministra de Defensa noruega, Grete Faremo, afirmó que los aviones de su país no participarán activamente las acciones “hasta que la cuestión sobre su mandato no se haya aclarado”.

La intención, declaró desde Londres el primer ministro británico, David Cameron, es que el mando de la fuerza internacional que implementa la zona de exclusión aérea se transfiera a la OTAN. “Esto significaría que todos los aliados que quieran contribuir pudieran hacerlo”.

Mientras tanto, Estados Unidos reiteró los límites de la planeada implicación militar estadounidense, que no tendría un “papel preeminente” en mantener la zona de exclusión aérea y que traspasaría el mando de la misión a otros en unos días.

Según el secretario de Defensa, Robert Gates, Reino Unido o Francia ser harían cargo de la operación aérea, aunque insinuó que la OTAN también podría liderarla, si se calmaran las sensibilidades sobre un liderazgo de la alianza atlántica en la Liga Árabe.

Más allá del marco de la OTAN, Rusia, China y Brasil criticaron la resolución 1.973 de la ONU, a la que los tres se abstuvieron durante la votación del pasado jueves en el Consejo de Seguridad.

El primer ministro ruso, Vladimir Putin, comparó el documento con un “llamamiento medieval a una cruzada y lo calificó de “deficiente y dañino”, palabras que el presidente, Dmitri Medvédev, puso en entredicho al sostener que es “inadmisible” utilizar expresiones como “cruzadas”. “Por ningún motivo se pueden usar expresiones que de hecho llevan al choque entre civilizaciones”.

En Beijing, el Diario del Pueblo, órgano del Partido Comunista de China, comparó la operación Odisea del Amanecer con la guerra de Iraq y la misión en Afganistán, al apuntar que el denominador común de estas intervenciones es la injerencia de Occidente en los asuntos internos de otros estados.