A diferencia del viernes, cuando la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes, los efectivos del Ejército que se encontraban en el lugar no hicieron ningún intento por disolver la concentración, mientras los opositores a Mubarak los animaban a apoyar su causa.
Medios de comunicación reportaron 22 muertos en los disturbios que tuvieron lugar en la localidad de Beni Sueif, 140 kilómetros al sur de El Cairo, donde un grupo de personas intentó quemar una comisaría, mientras otros tres ciudadanos perdieron la vida en Rafah y cinco en Ismailiya.
La designación de Suleiman es considerada por los analistas como la primera señal de que Mubarak podría estar barajando la posibilidad de no presentarse a las elecciones presidenciales de septiembre próximo, algo que hasta hace poco se daba por descontado, o bien que el mandatario lanzaría la candidatura de su hijo Gamal, de 47 años, como su sucesor.
Suleiman, de 74 años, ha sido determinante en algunas áreas políticas clave, como el conflicto palestino-israelí y las relaciones de Egipto con su aliado y donante clave Estados Unidos.
Este fin de semana, Mubarak echo mano también a otro militar de confianza, el ex ministro de Aviación Civil y jefe de la Fuerza Aérea egipcia, Ahmed Shaquif, a quien nombró primer ministro y le encomendó formar un nuevo gabinete.
Los disturbios de Egipto son interpretados por la opinión pública como una suerte de contagio con los que provocaron el derrocamiento hace dos semanas del presidente de Túnez, Zine al Abidine Ben Ali, que amenazan con extenderse por otros países árabes del norte de África donde se vive una situación similar a la de Túnez.
Mohamed ElBaradei, premio Nobel de la Paz por su trabajo en la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), quien regresó a Egipto desde Europa para unirse a las protestas, declaró el sábado a un canal de televisión francés que Mubarak debería fijar un marco para una transición como única forma de poner fin a los disturbios.
"Hay consenso en Egipto, en cada parte de la sociedad, de que este régimen es una dictadura, que ha fracasado en atender los frentes económico, social y político", dijo.
Los disturbios fueron aprovechados también por un grupo de personas para irrumpir en el Museo Nacional de Egipto y robar algunos objetos valiosos, al tiempo que destruyeron otros, lo que obligó al ejército a ingresar en el edificio que acoge a esa institución y proteger las reliquias de los saqueadores.