Cuba trabaja en la obtención de nuevos cultivos de mandarina a partir de programas de mejoramiento genético que adelantan el período de cosecha, informó hoy la prensa local.
La recuperación de esa especie, prácticamente desaparecida de las plantaciones citrícolas de la isla desde la década de los 80 del siglo pasado, está a cargo de la Unidad Científica Tecnológica de Base Jagüey Grande, informó el diario "Juventud Rebelde", único de circulación nacional los domingos.
La directora de esa unidad del Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical, Giselle Sosa, dijo al rotativo que ese tipo de plantas se han sembrado en más de 20 hectáreas citrícolas de la vecina provincia de Matanzas, a un centenar de kilómetros de La Habana.
Sosa participó en el III Simposio Internacional de Fruticultura Tropical y Subtropical 2010, que sesionó la semana que concluyó en La Habana, con la presencia de unos 130 delegados de 15 naciones.
"Estas mandarinas nuevas, autóctonas de Cuba, por primera vez se caracterizan por ser precoces, o sea, que se adelantan en su período de maduración y de cosecha a las que se sembraban tradicionalmente", indicó la especialista.
Sosa explicó que normalmente las mandarinas maduraban a partir de octubre, pero el mejoramiento genético permite que empiecen a cosecharse desde fines de agosto y septiembre, además de caracterizarse por la resistencia a determinados hongos que afectaron los cultivos de mandarina que existían en la década de los 80.
"El programa de mejoramiento genético en nuestro centro se dirigió desde un inicio a la introducción de material foráneo para adaptarlo a nuestras condiciones. Más tarde nos dimos a la tarea de buscar variedades autóctonas", señaló la experta.
Agregó que también se mejoró la naranja, "en la que buscamos ampliar el período de cosecha". Fin