ESPECIAL: El combate a la desertificación en América Latina y el Caribe

Los países de América Latina y el Caribe han avanzado en la puesta en práctica de experiencias importantes en la lucha contra el proceso de desertificación, pero las amenazas del cambio climático y carencias en la capacidad de medir el problema plantean nuevos desafíos para los próximos años.

Según la Convención de las Naciones Unidas de Combate a la Desertificación (UNCCD, por la sigla en inglés) los países de la región, a pesar de ser más conocidos por sus pluviselvas, contienen aproximadamente una cuarta parte de tierras desérticas y áridas.

Los desiertos latinoamericanos de la costa del Pacífico se extienden desde el sur del Ecuador a lo largo de toda la costa peruana y hasta el norte de Chile.

Tierra adentro, a altitudes de entre 3.000 y 4.500 metros, se despliegan los altiplanos secos de la cordillera andina, que cubren extensas zonas de Perú, Bolivia, Chile y Argentina, y al este de los Andes una amplia región árida va desde las estribaciones septentrionales del Chaco en Paraguay hasta la Patagonia argentina.

El nordeste brasileño incluye zonas semiáridas dominadas por la sabana tropical, la mayor parte de México es árida y semiárida, sobre todo en el norte, varios estados del Caribe -República Dominicana, Cuba, Haití y Jamaica- también presentan zonas áridas, mientras que la erosión y la falta de agua se está intensificando claramente en numerosas islas caribeñas orientales.

De acuerdo con César Morales, de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), una de las prioridades debe ser conseguir establecer la verdadera magnitud del problema de la desertificación en la región.

"En la medida en que no sepamos exactamente la dimensión del problema, será difícil garantizar las medidas adecuadas. Pero en la región hay un nivel de conciencia cada vez mayor", dijo Morales a Xinhua durante la Segunda Conferencia Internacional sobre Regiones Semiáridas -ICID 2010- que se realiza en Fortaleza, capital del estado de Ceará, nordeste de Brasil.

"En Perú, por ejemplo, la bandera de lucha contra la desertificación tomó la bandera de la lucha contra la desertificación, porque reconoció la importancia de sus efectos económicos. Hay países donde se han desarrollado importantes experiencias, y otros en los que ha habido dificultades para concientizar", señaló.

Todos los países latinoamericanos son adherentes de la UNCCD, que en su anexo de aplicación regional recomienda prácticas de desarrollo sostenible para superar los usos inadecuados de los recursos naturales.

En la sede regional del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), en México, funciona un servicio que coordina los puntos focales nacionales y se encarga del intercambio de información y experiencias en los países latinoamericanos, de la cooperación técnica, científica, tecnológica y financiera.

También se han iniciado diversos programas subregionales, que se desarrollan en "El Gran Chaco Americano" (Paraguay, Bolivia y Argentina), "La Hispaniola" (República Dominicana y Haití), y se encuentra en fase de elaboración un proyecto sobre preservación de la biodiversidad y contra la degradación de los suelos, en los países del Caribe oriental.

Entre las prácticas no sostenibles en América Latina y el Caribe figuran una irrigación excesiva, incorrectos hábitos agrícolas, inadecuados usos del suelo, de fertilizantes y plaguicidas, el pastoreo abusivo y la explotación intensiva de los bosques.

Combinadas con frecuentes sequías e incendios forestales, estas prácticas conducen casi inevitablemente a la degradación de la tierra, que provoca una baja de la productividad económica de la agricultura, la ganadería y la silvicultura.

La pobreza y la presión sobre los recursos de tierra originan la degradación de muchas de las áreas secas de América Latina y Caribe, donde, de sus 465 millones de habitantes, unos 110 millones viven por debajo de la línea de pobreza.

Octavio Pérez Prado, director de Conservación de Suelos y Lucha contra la Desertificación de Argentina, recordó que existe una presión sobre las comunidades rurales de la región derivada de los subsidios que reciben los productores agrícolas de Europa y los Estados Unidos.

Debido a esa competencia desigual, los agricultores latinoamericanos se ven muchas veces compelidos a extraer el máximo del suelo, practicando monocultivos y usos de la tierra que provocan su degradación.

Al mismo tiempo, resaltó que la Década de Combate a la Desertificación, lanzada por la UNCCD el pasado lunes en Fortaleza, permitirá definir mejor las estrategias necesarias.

"En Rio 92 la problemática central fue la biodiversidad, ahora el eje es el cambio climático, pero creo que el nuevo eje va a ser el problema de la comida, de la seguridad alimentaria. El tema de la degradación de la tierra va ser mucho más valorizado", consideró. Fin

Palabras clave : A.L.

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