La tumba, muy bien conservada y con un gran número de esculturas de madera y piedra, cerámicas, textiles y huesos de niños en si interior, fue descubierta bajo la pirámide “El Diablo”, en la región selvática de Petén, el pasado mes de mayo.
Un grupo de arqueólogos dirigidos por Stephen Houston, profesor de la universidad estadounidense de Brown, hicieron público el pasado jueves el descubrimiento de la tumba de un importante rey maya construida entre los años 300 y 600 d.C. en la ciudad guatemalteca de El Zotz, que significa murciélago en diferentes dialectos mayas.
La tumba, muy bien conservada y con un gran número de esculturas de madera y piedra, cerámicas, textiles y huesos de niños en si interior, fue descubierta bajo la pirámide “El Diablo”, en la región selvática de Petén, el pasado mes de mayo. Cuando se descubrió, el recinto mortuorio, de alrededor de un metro y medio de profundidad, estaba aún sellado, por lo que se cree que no estuvo expuesta a los pillajes de los saqueadores de tumbas que abundan en la zona.
Lo más interesante es que el contenido de la tumba ayudará a comprender mejor los rituales funerarios de la civilización maya, que se sabe incluían frecuentemente sacrificios humanos, que en el caso de los funerales de reyes eran especialmente de adolescentes. Sin embargo, en este caso se han hallado restos de niños de muy corta edad, práctica desconocida hasta el momento y que ha desconcertado a los arqueólogos.
Las tumbas y pirámides de la civilización maya son comunes en las selvas de Guatemala, cuyo territorio se encontraba en los siglos pasados en el espacio ocupado por esta milenaria civilización.