El director del Servicio Sismológico de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, dijo que los recientes temblores que afectan al país se deben a la activación de una falla geológica en Pichilemu, comuna de la VI Región.
El terremoto del 27 de febrero pasado se produjo por el movimiento de las placas de Nazca (en el océano Pacífico) y la Sudamericana (continental).
Dentro de esta última, se produjo un desplazamiento de bloques en forma del orden de 1,5 metros en dicha zona costera de la Región de O'Higgins, publicó hoy el diario "La Tercera".
Barrientos explicó que "este es un nuevo antecedente que hemos descubierto y que responde el por qué Pichilemu está sintiendo tantos temblores". Esto sucede porque una falla se activó luego del sismo principal y ha tenido una actividad más frecuente.
Dicha falla está ubicada a unos 15 kilómetros de profundidad. Esta fractura tuvo como expresión máxima -hasta ahora- el temblor de 6,9 grados en la escala de Richter, que se produjo el 11 de marzo pasado.
Entre las características geológicas que posee están que tiene 40 kilómetros de extensión y otros 20 kilómetros de ancho. El especialista añadió que "no es una grieta ni una apertura. Es un deslizamiento. Es como si hubiera dos libros y uno se moviera sobre otro".
El sismólogo de la Universidad de Chile, Mario Pardo, añadió que diariamente en el país se han medido, luego del "terremoto principal", hasta 450 réplicas por día, lo que es considerado normal.
Ha habido 279 réplicas mayores a 5 grados en la escala de Richter y sólo en Pichilemu han ocurrido cerca de 100 del total de las réplicas superiores a 5 grados en los primeros dos meses de ocurrido el terremoto.
En total, ha habido 22 sismos sobre 6 grados en ese mismo tiempo. Otro problema que se observa es la inestabilidad de los suelos, por las próximas lluvias.
El director del Departamento de Geografía de la U. de Chile, Francisco Ferrando, advirtió que los suelos situados especialmente en la cordillera de la Costa están formados por rocas graníticas, maicillo y greda, los que sufren de inestabilidad potencial debido a las lluvias.
"Ello plantea que, en cuanto a la localización de asentamientos humanos, este antecedente debe ser considerado si no queremos que a lo ya destruido por el terremoto se sume otro desastre", dijo.
Ferrando indicó que se debe hacer un estudio profundo de las zonas donde se puede construir luego del terremoto, lo que fue propuesto al Ministerio de Vivienda.
Agregó que en ese análisis, se deben evaluar restricciones de uso para la instalación de asentamientos urbanos respecto de laderas empinadas, acantilados, cauces de ríos y de litorales bajos o sectores de playas.
Por otra parte, el alcalde de Pichilemu, Roberto Córdova, sostuvo que "la gente ya se está acostumbrando a vivir con los temblores. No es una novedad. Pero sería importante poder transmitir la información científica de los cambios geológicos en los colegios y en las organizaciones comunitarias para que estén informados". Fin