El teniente coronel Du Zhaoyu murió lejos de casa, en un atentado israelí en Líbano, mientras que su esposa y su hijo de un año permanecían en China.
Du era uno de los 344 militares chinos vinculados a las Fuerzas Interinas de la Organización de Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL, siglas en inglés), las cuales están desplegadas a lo largo de la " Línea Azul", los 121 kilómetros de frontera que separan a Líbano e Israel.
Las fuerzas de paz chinas estaban aquí para ubicar y desactivar minas antipersonales, detonar bombas, y ofrecer ayuda humanitaria. Sin embargo, sus integrantes fueron sorprendidos por la guerra que estalló el 12 de julio de 2006. Du murió en el decimotercero día del conflicto.
"Nuestra base estaba completamente inmersa entre el fuego de las dos fuerzas", recordó Tang Jun, de 29 años. Más de 13.500 bombas cayeron a menos de 2.500 metros del batallón, señaló.
"Una de las bombas explotó a sólo 50 metros de nosotros y pulverizó todos los vidrios del autobús", comentó Liu Su, jefe de una unidad de gendarmería que ha escoltado refugiados hacia áreas de evacuación varias veces.
Los efectivos también mencionaron que un rocket golpeó su base el 6 de agosto del año pasado, hiriendo a tres soldados. "Es como si estuviéramos luchando contra el dios de la muerte todos los días", agregó Li Yongming, comandante de una compañía anti-minas.
Bajo las llamas de la guerra, las fuerzas de paz chinas han despejado 1.508.000 metros cuadrados de campos minados y desenterrado a más de 7.000 bombas y minas sin sufrir heridas o bajas.
Además, el batallón de ingeniería detonó 287 bombas y reparó más de 160 kilómetros de vías para la seguridad de 10.000 refugiados.
DE LAS PEDRADAS A LOS ABRAZOS
Las labores de los soldados chinos les han permitido ganarse la simpatía de los residentes locales. Ahora, cada vez que pasan por una aldea, la gente sale sonriente a saludarlos. Asimismo, dondequiera que las tropas estén realizando trabajos, los lugareños se acercan con alimentos y refrescos para hacer que sus jornadas sean más soportables.
Un hombre de 78 años preparó café para el grupo de militares que trabajaba cerca de su casa, e incluso abrazó al operario de una excavadora.
"Nunca había abrazado a alguien que no fuera de mi familia. ! Pero hoy no he dudado en abrazar a un amable soldado chino!", expresó el anciano emocionado.
Antes no era así.
Diferentes facciones religiosas y políticas del Líbano tienen opiniones disímiles sobre las fuerzas de paz de la ONU. Las tropas estaban acostumbradas a recibir pedradas en vez de sonrisas y abrazos.
"Esto se debe a que nuestro ejército se empeña en servir a la gente, aún cuando estamos en el exterior. Este propósito no ha cambiado", indicó Luo Fuqiang, jefe de un batallón anti-minas.
Empezaron con la simple aplicación de las buenas maneras, como sonreír y saludar a la gente. Cada día, los habitantes fueron aprendiendo más y más palabras en chino, al tiempo que la hostilidad inicial iba desapareciendo.
Ahora los soldados chinos entran sin problemas a varias aldeas y juegan con los niños, sin temer ningún tipo de acción negativa.
"Mientras los sigamos tratando con amabilidad, ellos nos corresponderán de la misma forma", declaró Luo.
Un día, mientras operaba como escolta, Luo empujó a cinco niños al suelo y los cubrió con su cuerpo para protegerlos de un misil que cayó cerca.
Cuando un colega extranjero le preguntó si creía que los chicos lo recordarían, Luo le respondió: "Puede que no sepan mi nombre de memoria, pero creo que la palabra 'China' permanecerá en sus mentes. De allí es de donde proviene mi batallón".
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
Liderados por Zhang Zhongchang, comandante de una compañía de ingenieros a cargo del mantenimiento de obras, 24 soldados chinos terminaron la labor de construir instalaciones de defensa en los cuarteles de la UNIFIL en una semana, tres días antes de lo programado.
Zhang manifestó que nunca pensó que lo premiarían por hacer "lo que se debe hacer", hasta que el comandante de la fuerza, el general Claudio Graziano, puso en su pecho un medallón especial de bronce con la firma del comandante grabada sobre él.
El 1 de octubre del año pasado, cuando se conmemoró el Día Nacional de China, 182 miembros del batallón, incluyendo a Zhang, fueron condecorados con medallas de las fuerzas de paz de la ONU por su sobresaliente contribución a la misión.
"Aprecio mucho sus esfuerzos y espero que cada uno de ustedes siga trabajando duro como hasta ahora en el futuro", dijo Graziano a los soldados chinos.
Ellos fueron los primeros integrantes de las fuerzas de paz en recibir dicha condecoración entre más de 13.000 soldados de 30 países en la UNIFIL.
Después del relevo de personal, a principios del 2007, a los recién llegados sólo les tardó tres meses para convertirse en la primera tropa en pasar la nueva prueba de campo de batalla, en la que deben superar diferentes obstáculos y situaciones que simulan las condiciones de un área en conflicto.
Durante sus ratos libres, los miembros del batallón recopilaron, en menos de seis meses, un libro de 350.000 caracteres chinos sobre el procedimiento regular para desactivar y remover minas, y el texto pasó la autenticación internacional favorablemente.
"La fuerza de paz de China es reconocida internacionalmente por el nivel de sus logros, su positiva y activa actitud de trabajo, y también por su dedicación", declaró Allan Pellegrini, antiguo jefe del comando de la UNIFIL.
El pasado junio, el teniente coronel Du Zhaoyu fue condecorado póstumamente con la medalla Dag Hammarskjold en la sede de la ONU.
Ahora, dos velas, dos botellas de licor destilado, y un plato con papas son todo lo que queda frente a la tumba de este héroe chino en las ruinas dejadas por el ataque en el que perdió la vida.
Gracias a él y a sus compañeros de misión, 40 de los 120 kilómetros de la "Línea Azul" ya han sido moldeados, y la paz, después de todo, parece estar asomándose en el horizonte.
(30/08/2007, spanish.china.org.cn-Agencia de Xinhua) |