SANTIAGO, 18 may (Xinhua) -- La economía chilena creció en el primer trimestre del año 0,4 por ciento interanual, cifra superior a la estimada por el mercado (crecimiento nulo o contracción), en el contexto de la pandemia por el nuevo coronavirus, informó hoy el Banco Central de Chile.

De acuerdo con el reporte, cuyas cifras aún pueden estar sujetas a revisiones según la institución, las principales actividades que contribuyeron al crecimiento de la economía fueron minería (5,1 por ciento), servicios financieros y construcción (5,3 por ciento), lo que pudo compensar la baja de los sectores directamente afectados por la emergencia sanitaria.

Respecto a las cifras ajustadas por estacionalidad, el PIB creció 3 por ciento en comparación al trimestre anterior, gracias a la recuperación de actividades como servicios personales, empresariales y comercio. Estos servicios habían registrado resultados negativos en el cuarto trimestre de 2019, impactados por la crisis social iniciada en octubre anterior, que ocasionó pérdidas al comercio, entre otros rubros.

En cuanto al comercio exterior de bienes y servicios, las exportaciones aumentaron 1,4 por ciento en el primer trimestre de 2020, mientras que las importaciones decrecieron un 8,9 por ciento, debido al desempeño del componente de bienes.

En los envíos al exterior, el resultado se explicó por los mayores envíos de cobre, mientras que en el caso de las importaciones, la contracción obedeció a menores compras de productos metálicos, maquinaria y equipos.

En términos desestacionalizados y respecto de los tres meses anteriores, la actividad económica se vio impulsada por el comercio exterior y el consumo, que contrarrestó la menor inversión en maquinaria y equipos.

En tanto, el ingreso nacional bruto disponible real bajó 1,6 por ciento, lo que se explica por una caída en términos de intercambio.

El ahorro bruto total ascendió a 22,8 por ciento del PIB en términos nominales, compuesto por una tasa de ahorro nacional de 21,3 por ciento del PIB y un ahorro externo de 1,5 por ciento del PIB, correspondiente al déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos.

En el resultado del Producto Interno Bruto (PIB) incidieron las medidas restrictivas adoptadas a partir de marzo por la COVID-19, que impidieron el normal desarrollo de las actividades económicas del país sudamericano.

La crisis sanitaria impactó principalmente a la educación, el comercio, el transporte, los restaurantes y los hoteles, entre otros sectores.

La actividad comercial disminuyó a su vez 1,7 por ciento, un descenso por segundo trimestre consecutivo a raíz de los efectos en las ventas de grandes tiendas y establecimientos especializados en ropa, calzado y equipamiento doméstico.

Desde la perspectiva del gasto, la demanda interna sufrió una baja de 2,6 por ciento, reflejada en el consumo de los hogares, que cayó un 2,2 por ciento interanual, debido a la suspensión de clases y las restricciones a la movilidad de las personas, junto con el cierre de locales comerciales y de otros servicios para evitar la propagación de la COVID-19.

Estas medidas implicaron que el gasto en servicios registrara la principal incidencia negativa, seguido por el gasto en bienes durables, en que destacó la caída en las compras de vehículos y bienes tecnológicos. Fin