RIO DE JANEIRO, 29 ene (Xinhua) -- Las cuentas del gobierno brasileño registraron en 2018 un déficit primario de 120.258 millones de reales (32.068 millones de dólares), equivalente al 1,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) y que supone el quinto año seguido en negativo, informó hoy el Tesoro Nacional.

A pesar del resultado negativo, el déficit primario fue el menor de los últimos cuatro años: en 2015 fue de 120.502 millones de reales (32.133 millones de dólares), en 2016 de 161.275 millones de reales (43.000 millones de dólares) y en 2017, de 124.261 millones de reales (33.135 millones de dólares).

El resultado fue inferior al proyectado por el gobierno, que era de un déficit de 159.000 millones de reales (42.400 millones de dólares).

El principal déficit en las cuentas del gobierno brasileño fue en la Seguridad Social, que registró un saldo negativo de 195.197 millones de reales (52.050 millones de dólares), superando los 182.450 millones de reales (48.650 millones de dólares) negativos de 2017.

El gigantesco déficit de la Seguridad Social es el principal motivo para que el gobierno de Jair Bolsonaro quiera aprobar una reforma y endurecer las condiciones para las jubilaciones, algo que debe ser votado en el Congreso en las próximas semanas.

Según el Tesoro Nacional, el resultado de las cuentas gubernamentales en 2018 estuvo influenciado por el crecimiento de la economía, lo que llevó a un aumento de la recaudación, y por un crecimiento de los royalties, una participación financiera que el gobierno recibe de las empresas que explotan petróleo en el país.

Apenas con los royalties, el gobierno brasileño recaudó el año pasado 21.000 millones de reales (5.600 millones de dólares) más que en 2017, debido al aumento del petróleo en el mercado internacional.

El resultado también mejoró porque el gobierno brasileño gastó menos de lo que tenía previsto por la lenta evolución de los proyectos (unos 7.700 millones de reales o 2.053 millones de dólares menos).

En 2018, los ingresos por concesiones tuvieron un descenso del 31,7 por ciento hasta los 21.929 millones de reales, mientras que los dividendos de las empresas estatales aumentaron un 39,1 por ciento hasta los 7.676 millones de reales.

El pago de subsidios y subvenciones bajó un 17,8 por ciento hasta los 15.332 millones de reales (5.850 millones de dólares), mientras que las inversiones totalizaron 53.132 millones de reales (14.170 millones de dólares).

Ya los gastos totales tuvieron un crecimiento real del 2 por ciento hasta los 1,351 trillones de reales (360.000 millones de dólares).

Los déficits millonarios generan un impacto negativo en la deuda bruta del país. En noviembre, la deuda bruta brasileña era del 77,3 por ciento del PIB, un nivel considerado alto para las economías emergentes. La previsión del gobierno es de que llegue al 80 por ciento del PIB en 2021.

El aumento de la deuda genera dudas sobre la capacidad de Brasil de honrar sus compromisos y si no se reduce, puede obligar al gobierno a pagar intereses más altos a los inversores interesados en comprar títulos de la deuda pública. Este aumento de los intereses acaba siendo repasado a las empresas y familias, limitando el crecimiento de la economía y la generación de empleos.

"El déficit quedó bien abajo de la meta fiscal, pero esto no es motivo de alegría. Fue el quinto año seguido de déficit primario. Es la peor secuencia de años con las cuentas en rojo desde la Constitución de 1988", explicó el secretario del Tesoro Nacional Mansueto Almeida. Fin