Un frío y húmedo día de principios de invierno de 2008, los líderes de las 20 economías más importantes del mundo se reunieron en el momento máximo de la crisis financiera global en el centro de Washington.
Un aire de ansiedad flotaba en el ambiente en el museo National Building Museum de la capital, sitio del encuentro, pues la crisis había llevado al sistema financiero global al borde del colapso sistémico y las economías desarrolladas, ubicadas en el ojo del huracán, carecían de soluciones.
Las economías emergentes fueron llamadas como refuerzo para salvar a la economía global que se encontraba contra las cuerdas. Esta fue la primera ocasión en que estas naciones se sentaron a la mesa para concebir un plan de alto nivel para el sistema de gobernanza económica mundial.
"Estamos juntos en esto y saldremos de esto juntos", dijo el entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush, quien presidió la cumbre y pidió "una respuesta global seria" para calmar la turbulencia.
Ocho años más tarde, en un cálido día de otoño, los líderes del G20 llegaron a la ciudad oriental china de Hangzhou, una antigua ciudad conocida por su pintoresco lago Occidental y sede de una floreciente economía digital.
Esta es la primera ocasión en que China es sede de una reunión de este tipo con atención a la gobernanza global. El momento de la cumbre es incluso más apropiado pues la economía mundial está batallando en otro momento crucial.
La frágil recuperación global está buscando a tientas nuevos impulsores del crecimiento, la supervisión financiera tiene grandes huecos, el proteccionismo está creciendo, la oleada contra la globalización va en aumento y los mecanismos de cooperación internacional centrados en Occidente no funcionan bien.
Luego de ayudar a sacar a la economía mundial de la crisis, el mecanismo del G20 ha generado muchas más palabras que acciones y la economía mundial comenzó un accidentado camino a la recuperación.
La mayoría de las economías desarrolladas han conservado la "llave maestra" de la flexibilización monetaria para estimular la economía, pero han logrado poco en cuanto a reformas estructurales dolorosas, pero necesarias.
En ese lapso, China tomó medidas audaces para transformar su economía pagando el precio de un crecimiento más lento. Estas medidas han sido especialmente fuertes desde el 2012 cuando la XVIII Asamblea Nacional del Partido Comunista de China vio a Xi Jinping tomar el mando del partido gobernante.
Para abordar los agudos desafíos de un desarrollo desigual, descoordinado e insostenible, China implementó una visión de desarrollo innovador, coordinado, verde, abierto y compartido, lo que convirtió a la economía china en un raro punto brillante de la economía mundial.
La débil economía mundial y el problemático sistema de gobernanza global están sedientos del buen juicio y las ideas de China para resolver este acertijo, por lo que resulta adecuado que la Cumbre del G20 haya llegado a Hangzhou, China.
La Cumbre del G20 llegó al país correcto en el momento correcto, dijo el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos en un reciente informe.
La "nueva normalidad" de la economía china en la que hay un crecimiento más lento pero de más alta calidad tiene mucho que ofrecer a una economía mundial sumida en una "nueva mediocridad".
China, que a sacado a más de 700 millones de personas de la pobreza en menos de cuatro décadas, podría ofrecer respuestas para construir una economía global inclusiva.
Como el mayor contribuyente y estabilizador en relación con la economía mundial, China tiene un remedio: construir una economía mundial innovadora, abierta, interconectada e inclusiva.
Depender únicamente de las políticas fiscal y monetaria no funciona y la innovación es la clave para una nueva ronda de crecimiento y prosperidad, concluyeron hoy todos los miembros del G20.
El presidente chino Xi Jinping exhortó a todos los miembros del G20, grupo en riesgo de ser menos relevante, a "convertir al G20 en un equipo de acción en lugar de un taller de conversación".
El bloque, que incluye economías desarrolladas y emergentes, representa el 90 por ciento de la economía mundial y a dos tercios de la población del planeta. Es el foro más importante para la cooperación económica mundial.
La cumbre de Hangzhou buscó impulsar al grupo para pasar de mecanismo de respuesta a crisis en políticas de corto plazo a ser un foro de gobernanza de largo plazo que dé forma a políticas de mediano y largo plazos.
El presidente chino pidió una gobernanza económica mundial para ampliar la representación y la voz de los mercados emergentes y los países en desarrollo y para asegurar que todos los países tengan los mismos derechos, las mismas oportunidades y las mismas reglas que seguir en la cooperación económica internacional.
Para hacer la globalización económica más inclusiva, la cumbre de Hangzhou ha puesto, por primera ocasión, el tema del desarrollo en el primer plano del marco global de políticas macro.
En Hangzhou, el presidente Xi y su homólogo estadounidense Barack Obama entregaron el sábado por separado sus respectivos documentos al secretario general de la ONU Ban Ki-moon sobre su adhesión al acuerdo de París sobre cambio climático.
En la cumbre, todos los miembros del G20 acordaron tomar la iniciativa en la implementación del acuerdo de París.
En una ciudad descrita por el viajero veneciano Marco Polo hace cerca de 800 años como la ciudad más noble y magnífica del mundo, el G20 no sólo tuvo la oportunidad de renacer, sino que el mundo y la humanidad llegaron a un nuevo punto de partida. Fin