(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – China podría enfrentarse a una crisis económica a menos que impulse sus reformas a un nivel mucho más profundo, dado su modelo de crecimiento, según advirtió ayer el Banco Mundial (BM) en un informe que también urge a reducir el dominio de las empresas de propiedad estatal y promover el libre mercado para alcanzar su objetivo de convertirse en una sociedad de altos ingresos.
El vibrante crecimiento de China durante los últimos 30 años ha llegado a un punto en el que corre el riesgo de caer en una abrupta desaceleración sin preavisos, la llamada “trampa de los ingresos medios” en la que pueden caer numerosas economías emergentes, según el informe.
Una súbita ralentización podría empeorar los problemas inherentes que aquejan al sector bancario y otras industrias, e incluso acarrear una crisis económica en la segunda mayor economía del mundo, de acuerdo con el informe.
El énfasis del BM sobre limitar las empresas de propiedad estatal choca frontalmente con la estrategia desplegada por China en la última década, basada en la creación de campeones estatales en sectores que van desde la banca a la tecnología. Por ello, las advertencias del organismo a China podrían ser vistas con rechazo.
“Como los líderes chinos saben, el actual modelo de crecimiento económico del país es insostenible”, dijo Robert Zoellick, presidente del BM, en una conferencia sobre el informe, redactado en colaboración con un ‘think tank’ chino, el Centro para la Investigación del Desarrollo. China ha llegado a un “momento crucial” y necesita “redefinir el rol del Estado”, según Zoellick.
El informe subraya el hecho de que tras tres décadas de reformas que han permitido a los emprendedores chinos convertirse en líderes mundiales de las manufacturas para la exportación, las compañías estatales siguen controlando las industrias domésticas, desde el acero a las aerolíneas, pasando por el petróleo y las telecomunicaciones.
Las compañías gubernamentales se apoyan en créditos a bajo coste de los bancos estatales y los grupos empresariales se quejan de que los reguladores los blindan de sus competidores extranjeros y privados, a pesar de los compromisos de China en favor de la apertura del mercado.
Adoptando una nueva estrategia de crecimiento, China incrementaría su participación para convertirse en la mayor economía del mundo antes de 2030, afirma el BM en su informe, titulado precisamente “China 2030”.
El documento indica que China debería completar su transición hacia una economía de mercado –a través de reformas en las empresas, la tierra, el trabajo y el sector financiero-, reforzar su sector privado, abrir sus mercados hacia una mayor competencia e innovación, y asegurar la igualdad de oportunidades.
Zoellick añadió: “El caso de las reformas es ineludible, ya que China ha alcanzado ahora un punto de inflexión en su camino de desarrollo. Gestionar la transición de un país de ingresos medios hacia un país de altos ingresos será un reto; a eso hay que añadir un entorno global que con seguridad seguirá siendo incierto y volátil en el futuro previsible, y la necesidad de cambio adquiere incluso mayor importancia”.
El informe destaca seis direcciones estratégicas que China debe seguir para su futuro: copletar la transición hacia una economía de mercado; acelerar el paso de la innovación abierta; dar importancia a lo ecológico para transformar las presiones medioambientales en crecimiento “verde” y como conductor del desarrollo; expandir las oportunidades y los servicios como sanidad, educación y acceso al empleo para todos; modernizar y reforzar el sistema fiscal nacional, y buscar relaciones de beneficio mutuo con el mundo.
China publicó su XII Plan Quinquenal (2011-2015) el año pasado, que pone el acento en que la demanda doméstica podría convertirse en un nuevo motor de crecimiento económico, una idea que, según el BM, “es un excelente inicio”.
“Entre los descubrimientos [de la investigación] es central la necesidad de China de modernizar su base financiera nacional y desplazarse hacia un sistema financiero público –a todos los niveles de gobierno- que sea transparente y que rinda cuentas, controlado por un número reducido de instituciones que sean más poderosas, para ayudar a fundamentar una agenda económica, medioambiental y social cambiante”, señala el informe del BM.