Los países occidentales no deben criticar ciegamente a los demás

Después del estallido de la crisis financiera, la economía mundial está recuperándose ardua y gradualmente. Liu Haiquan cree que las dificultades que experimentan algunos países occidentales son, en realidad, un problema de su estructura económica.

Desde hace mucho tiempo, los occidentales se han acostumbrado a satisfacer la demanda actual con las ganancias futuras, promoviendo un sistema financiero muy desarrollado adecuado a este sistema. Los países dependen así excesivamente del impulso del crecimiento económico por medio de préstamos, causando una deformidad de la estructura económica. En periodos con buenas perspectivas económicas, este modelo de desarrollo funciona con normalidad, pero cuando las ganancias futuras no están garantizadas, aparecen los problemas de este modelo de desarrollo.

Tras la crisis financiera los países occidentales se han dado cuenta de esto y han adoptado varias medidas de reforma, como revitalizar la industria manufacturera y conceder más importancia a las exportaciones. Pero durante mucho tiempo los países occidentales trasladaron la industria manufacturera a países y regiones con bajo costo de producción debilitando sus tradicionales industrias de manufacturación, lo que hace que a corto plazo sea imposible que recuperen su competitividad. Por otra parte, los productos exportados chinos son precisamente artículos de consumo diario que las naciones occidentales no quieren fabricar pero que son indispensables, y que si no importan desde China, necesitan importar desde otros países o regiones.

Por eso, Liu comenta que “en cuanto a investigar responsabilidades y maneras de lograr la recuperación económica, los países occidentales tienen que descubrir sus propios problemas antes de criticar ciegamente a los demás”.