Cuenta la leyenda que tres dioses bajaron a la tierra y cambiaron su imagen para parecerse a tres pobres hambrientos. Estos pidieron comida a los transeúntes. El zorro y el mono les dieron alimentos robados, pero el conejo al no tener nada que ofrecerles, dijo, ¨Si tienen hambre, pueden cocinarme y comerme a mí¨. Al instante saltó al fuego y se cocinó. Los tres dioses se conmovieron y le premiaron con poder vivir eternamente en el palacio de la luna y así nació el conejo de jade, acompañando a Chang E, la diosa que lo habita. Desde entonces, el conejo de jade se convirtió en una parte de la luna y en la literatura china es considerado un sinónimo o encarnación de ésta.