Pero la Diosa de los Cielos descubrió el amor entre el granjero y el hada y, celosa, alejó a los amantes para siempre, enviándolos al cielo en forma de estrellas, Vega y Altair, eternamente separadas por la Vía Láctea.
Qi Jie, explica la leyenda china, quedó condenada a tejer nubes en el firmamento.
Pero un solo día al año, el de "Qixi", todas las urracas del mundo se apiadan de los enamorados y se reúnen para formar un puente que atraviesa la Vía Láctea y permite a la pareja volver a encontrarse brevemente, junto a sus dos hijos.
Ese día, dice la historia, suele llover porque el cielo llora con el encuentro de los amantes, y bajo los emparrados en la noche se puede oír la conversación de Qi Jie y Niu Lang.
Hoy día, los enamorados modernos, que no tienen que pasar las tribulaciones del hada y el granjero, intentan imitar el comportamiento de aquellos amantes en la jornada de Qixi, declarada patrimonio cultural chino en 2006,.
Así, las muchachas solteras participan en concursos de costura y encajes, en imitación de los tejidos del hada, para encomendarse a Qi Jie y que les consiga un buen esposo.
Los varones con compromiso, por su parte, pueden optar por regalos tradicionales para sus enamoradas, como flores o chocolate, pero también por obsequios menos convencionales, como las luciérnagas, todo un éxito estos días en los portales de venta por internet.