Encajo en el estilo típico estadounidense: soy presumida, graciosa y ligeramente obsesionada cuando se trata de la apariencia. Cuento las calorías y cada año intento realizar ejercicios físicos – pero puedo despacharme un “Philly cheesesteak" (bocadillo del este de Estados Unidos) como un profesional-. Ahora al entrar en mi último año de la universidad, no quedo al margen de las constantes comparaciones sobre el cuerpo y de las jóvenes delgadas que se quejan por “estar tan gordas” mientras se llevan a la boca con un sentimiento de culpa una cucharada de yogurt de bajo contenido graso.

Pero nunca antes había presenciado que se atenuara tanto el tema de la imagen personal como parece ser el caso en Beijing. Cada mañana viajo entre hermosas mujeres en el metro. Me encuentro con figuras menudas y peinados exquisitos, vestidas con las últimas modas europeas – todas con tallas de muestra-.

Una piel impecable complementa la apariencia, como los zapatos de estilo en los pies pequeños. Siento una auto-reprobación, y afortunadamente llevo mis grandes gafas de sol tipo aviador. En un principio creo que esas mujeres deben sentir gran confianza en sí mismas. Después de todo, no he visto ni a una sola muchacha que lleve su propio bolso, por lo que creo sus novios deben venerar la tierra por donde caminan sus diosas.

¡Cuán equivocada estaba!

Más de una de mis nuevas amigas chinas me ha dicho que soy “hermosa” – es realmente un halago digno de sonrojarse para una joven pálida y de pelo rojo que no tiene exactamente un tono de piel muy demandado en Estados Unidos, pero no me atrevería a rechazar el cumplido-. No obstante, cada vez que respondo con cómo me gusta su ropa, o cuánto me gustaría tener su pelo o labios, me encuentro con miradas incrédulas.

"¿Yo?" Esa es la respuesta de todas ellas. "¡Pero si necesito perder peso!" Entonces comenzará a enumerar qué hay de malo con su nariz, sus ojos, y así sucesivamente. Yo realmente no detecto ninguno de esos problemas, pero espere por la siguiente pregunta que es, comúnmente, “¿cómo haces para mantenerte en forma?” No sé por dónde empezar cuando alguien más delgada que yo me pide un consejo sobre cómo mantener un cuerpo escultórico.

Aunque parezca mentira, algunos estudios han demostrado que las mujeres chinas son menos propensas a los desórdenes alimenticios que las de otros orígenes, pero son, sin embargo, desproporcionadamente las que mayor insatisfacción muestran respecto a sus cuerpos.

Pregunto a mis amigas por qué son tan duras consigo mismas. Me responden que “es la manera en que siempre he pensado”. Dicen que los chinos consideran a las actrices blancas más hermosas que las de su propio país, e idolatran los cuerpos estereotipados perpetuados en Hollywood. Claro, "la belleza está en los ojos del que mira", pero para mí estas mujeres no se han percatado de cómo lucen en realidad.

Las figuras esbeltas se consideran inadecuadas, en tanto el pelo largo y negro como carente de brillo. Pese a las reiteradas ocasiones en que les digo a mis amigas que los comentarios contra su apariencia son totalmente infundados, la paliza contra sus cuerpos continúa. Las mujeres chinas tienen sólo dos categorías en que enmarcarse: o están “en forma” o con “sobrepeso”. No existe espacio para abarcar el estilo excepcional del cuerpo de cada mujer y las características que la hacen destacar.

Las mujeres chinas son sus peores enemigas y quizás el “por qué” es obvio. Al caminar por un centro comercial, las tiendas más populares son occidentales, se puede disfrutar de videos de modelos pálidas y delgadas pisando fuerte sobre la pasarela, con pelos largos y cinturas prácticamente inexistentes.

La mujer real en China debe romper el espejo en el que se mira y darse cuenta de su verdadera belleza antes que la siguiente generación de jóvenes hermosas crezca con nociones distorsionadas sobre las buenas apariencias.

Por Laura Nichols (China Daily)

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