Un niño de cinco años deberá llevar una mascarilla durante la próxima década, e incluso más, a causa de las severas quemaduras sufridas en su rostro y manos en un accidente doméstico ocurrido en su natal Fenyang, provincia Shanxi, según revelaron sus padres.
Wang Gengxiang cayó en una pila de paja ardiendo en un patio, lo que le provocó las graves quemaduras que acabaron con la mayor parte de la piel de su cabeza, así como las yemas de los dedos.
La publicación de fotos del menor jugando con su cachorrito mientras lleva la cabeza cubierta con una especie de gasa para evitar que sus cicatrices se infecten ha conmovido a muchos en todo el país.
Sin embargo, los doctores revelaron esta semana que no podían continuar con la cirugía para la reconstrucción de la piel hasta que no se recupere de los problemas en su tráquea, lo cual podría llevarle hasta más de una década.
"Debemos esperar a que su tráquea crezca más, quizás hasta que tenga 14 o 19 años. Dependerá de su situación”, aseguró Shen Chuan'an, subdirector de la unidad de quemados del Primer Hospital Afiliado del Hospital General del Ejercito Popular de Liberación, donde recibe tratamiento Wang, quien responde al apodo de Xiangxiang.
Además de la carga económica que enfrenta la familia, los padres del menor son conscientes del efecto que tendrá la actual condición –y la mascarilla- del pequeño para su desarrollo.
Wang Shouwu, padre de Xiangxiang, explicó que muchos niños en la aldea se han negado a jugar con su hijo desde que tuvo lugar el accidente en noviembre pasado por su nueva apariencia.
"Sus amigos ahora le tienen miedo. He tenido que comprarles refrigerios para que jueguen con él”, agregó su progenitor, quien asegura que Xiangxiang pasa la mayor parte del tiempo jugando con su hermano de tres años y su cachorrito.
Al niño hasta se la ha negado la entrada en la escuela primaria de la aldea pues la directora está segura de que asustaría a los demás estudiantes.
Crecer en el campo y enfrentar esas actitudes “tendrán un impacto muy negativo en Xiangxiang”, manifestó Tian Chenghua, profesor especializado en investigación siquiátrica del Hospital No. 6 de la Universidad de Beijing.
"Quizás aprenda a evitar la sociedad cuando crezca”, añadió. "Las personas que sufren tales desfiguraciones pueden crecer con cierto resentimiento hacia la sociedad por la manera en que se les trata”.
Xiangxiang no solo necesita de un cuidado físico extensivo, sino que es vital para él recibir asistencia y terapia sicológicas mientras crece, destacó Tian.
Por el momento, la familia campesina se centra en superar el estrés emocional y financiero.
"Su abuela, que padece de presión alta y el corazón, sufrió un duro golpe con el accidente, fecha desde la que está enferma en cama. Ella se culpa de lo sucedido pues estaba al cuidado de Xiangxiang esa tarde", explica la madre del niño, Wei Yanjun, mientras juega con él.
Las donaciones en efectivo para ayudar a costear el tratamiento médico comenzaron a llegar una tras otra poco después que las dificultades de Xiangxiang fuesen publicadas en la prensa, cuyo total ya superó los 300,000 yuanes (46,000 dólares estadounidenses).
El jueves pasado, una mujer que dijo llamarse Cao visitó junto a su esposo al niño en el hospital y les entregó a los padres 500 yuanes. Cuando la pareja se marchó, Xiangxiang le dio la mano a su padre mientras decía adiós con su mano izquierda quemada incluso después que desaparecieran en el elevador más cercano.
"El dinero crecerá. No nos daremos por vencido”, apuntó Wang Shouwu, quien precisó que la familia regresará a casa después de la última sesión del tratamiento.