El mejor ejemplo es el caso de Li Bai, prolífico poeta de la dinastía Tang (618 a.e.c. – 907 a.e.c.). De sus más de 900 poemas que se conocen en la actualidad, superan el 30 por ciento los que hacen referencia a la Luna, de la cuál el propio escritor llega a describirse como un esclavo y le confiesa su amor.
Pero, ¿por qué sienten los chinos tanta afección por la Luna entre tantos otros astros, planetas o estrellas que existen en el vasto universo?
Primero que todo, porque la Luna es el cuerpo celestial más cercano a la Tierra y las personas sienten curiosidad por su tamaño, superficie y estructura.
Wan Hu, quien vivió durante la dinastía Song del Sur (1127 – 1279), fue el primer chino que trató de encontrar la forma de volar a la Luna. Se sentó sobre su cohete (no un cohete similar a los actuales) e intentó ir de la Tierra a la Luna, pero el experimento fracasó y le costó la vida. No obstante, su espíritu pionero y aventurero alienta a más personas a explorar el misterioso cuerpo.
En segundo lugar, en la antigüedad muchas personas tuvieron que dejar sus hogares para buscar fortuna y fama. Cuando la Luna giraba a su alrededor, su brillante luz consiguió entonces que ellos echaran de menos a su hogar y a sus familiares en lugares distantes. Esto puede explicar por qué la Luna es una inspiración para incontables trabajos literarios.