Según informa la página web de la revista estadounidense National Geographic, un equipo de arqueólogos han restaurado recientemente unos frescos con una historia de 2.000 años en la mítica ciudad de Petra, en Jordania. Tras los esfuerzos durante los últimos tres años, estos frescos han recuperado en buena parte su imagen original. Con ellos, los arqueólogos podrán conocer mejor la misteriosa cultura de los nabateos, los fundadores y constructores de la antigua ciudad, gracias a estos objetos artísticos de la antigüedad.
Una mirada retrospectiva a la antigua Petra
A finales de agosto, una pintura mural con una historia de 2.000 años procedente de Petra fue presentada al público. En ella se muestra el rostro de un niño con alas. La pintura, ensuciada por el tiempo transcurrido, ha recuperado el brillo de sus colores.
Petra es una antigua ciudad de Jordania, excavada entre las rocas. Lisa Shekede, dedicada a la protección de los objetos artísticos, dijo que entre los frescos hay imágenes de personajes similares a Cupido, rodeadas pore enredaderas y flores y acompañadas de pájaros. Estos frescos ofrecen nuevas pistas importantes para conocer la misteriosa cultura de los nabateos, constructores de la ciudad.
El verdadero color de Siq al-Barid
Esta pintura mural, con una historia de 2.000 años, se encuentra en la cueva llamada Siq al-Barid. Representa a un gaitero con alas. Por el momento los arqueólogos no cuentan con mucha información sobre estos frescos simbólicos para la civilización nabatea. Pero se puede confirmar que los estilos y temas revelan que los nabateos admiraban mucho a Dioniso, el dios griego del vino. El pueblo nabateo es una tribu árabe nómada, que creció rico y poderoso gracias al comercio con los productos asiáticos, como las especias, joyas y metales preciosos, con la antigua Grecia, Roma y Egipto.