Sin embargo, a comienzos del siglo XVIII, el emperador Kangxi tenía un taller de cloisonné entre muchas fábricas imperiales. Las piezas chinas más elaboradas y mejor valoradas son las de los primeros años de la dinastía Ming, especialmente en los reinados de los emperadores Xuande y Jingtai (1450-1457), aunque las más comunes son las del siglo XIX y las más modernas. La industria china se vio beneficiada por un número de expertos bizantinos que se refugiaron en el país tras la caída de Constantinopla, en 1453. Conocido en chino como Jingtailan, y posteriormente nombrado emperador Jing Tai, de la dinastía Ming, el cloisonné fue considerado una perfecta combinación de objetos de cobre y porcelana, los cuales han sido muy populares en China.
En la Fábrica de Esmaltado de Beijing puede tomar seis meses o incluso un año crear una pieza, aunque el promedio es alrededor de tres meses. Esta forma de arte es usada para crear una gran variedad de trabajos, desde palillos hasta floreros, y el precio varía en gran medida del mismo modo. Un par de palillos puede costar apenas 50 yuanes, aproximadamente siete dólares, mientras que los jarrones más caros de la fábrica están valorados en millones de yuanes.
La creación del Jingtailan requiere de procesos muy minuciosos y complicados, a base de martilleo, incrustaciones de cintas de cobre, soldadura, relleno con esmalte, esmaltado al fuego, brillo y dorado. Los productos resaltan por su excelente calidad.