El estadio atestado de gente ya estaba enfebrecido incluso antes de que ella saliera a escena. La gente estaba tan excitada que empezaron a bailar y a hacer la ola cuando la estrella aún no había salido de los camerinos. Un rugido ensordecedor se levantó cuando los cañones de conffeti explotaron sobre la multitud que se encontraba en la zona de asientos principal cubriéndola con purpurina azul.
Y pareció que el mismo infierno se quebraba cuando Beyonce Knowles se subió al escenario. "¿Beijing, queréis bailar?" dijo la cantante cuando sonaban las primeras notas de Brokenhearted Girl. Y la gente saltó de sus asientos. Enseguida, muchos estaban saltando arriba y abajo en los pasillos, balanceándose al ritmo de lo que Beyoncé cantaba.
La cantante americana ganadora de los Grammy, conocida tanto por sus actuaciones como por su sexy figura, llenó el Wukesong Arena de Beijing con casi 10.000 fans la noche del viernes. El espectáculo era el primero que la cantante ofrecía en Beijing, y su única actuación en la China continental de su gira internacional.
Sus seguidores aclamaban y ondeaban bastones brillantes mientras Beyoncé, su banda de 12 músicos, todas ellas mujeres, y sus bailarinas, llenaban el escenario. La mayoría de las canciones que interpretó, como Hello, Single Ladies (Put A Ring On It) o Ave María, son de su nuevo álbum, I Am Sasha Fierce, que ha llegado al disco de oro en China. Además, era su primera gira desde que sacara su último disco, The Beyonce Experience, agotado ya en 2007.
La cantante tuvo una mejor acogida en Beijing que en Shanghai, donde actuó en su único concierto en la China continental en 2007, y del cual sus seguidores se quejaron al considerar que la cantante no fue muy simpática con los espectadores. “Fue muy diferente desde luego en Beijing”, comenta Zhang Jing, miembro del Club de Fans de Beyonce en Beijing, que añade que ”dio lo mejor y la canción mejor recibida fue If I Were A Boy. Sus versiones de los temas de Michael Jackson fueron lo más sorprendente de su repertorio”.
La cantante, de 27 años, abrió el concierto con su éxito Deja vu, seguido de Crazy In Love. No faltó tampoco el tributo a la leyenda del pop Michael Jackson con If I Were a Boy, al que incluso imitó en su forma de bailar. También rememoró sus días en el grupo Destiny's Child con los temas Say My Name, Independent Woman y Bootylicious.
Beyoncé se cambió de vestido varias veces, y todos sus disfraces fueron espectaculares, incluyendo desde un vestido de novia a un androide o un híbrido de humano y leopardo, faceta de su actuación muy celebrada por los fans, como comenta otro miembro de su Club de Fans pekinés, Wang Xun, que añade que “Beyoncé demuestra confianza en su condición de mujer, poder y atractivo en sus canciones, que en algunos casos incluso promueven la liberación de la mujer”.