El descubrimiento del pueblo
chino de las posibilidades decorativas de las piedras se remonta a
la época paleolítica, cuando los antiguos habitantes de China
comenzaron a recoger guijarros, huesos y dientes de animales y los
perforaron para enhebrarlos.
En el neolítico inferior comienzan a
emplearse jades de gran dureza como colgantes chatos y
semicirculares o con forma de perla.
A partir de las dinastías Shang y
Zhou (siglos XVII a.C.-221 a. C.), el jade adquiere un significado
social simbólico y pasa a representar el poder político, los
rituales, la virtud y la moralidad.
En la actualidad el jade se emplea
en tallas de formas diversas, como flores, animales o pequeñas
representaciones arquitectónicas, las cuales aprovechan con ingenio
los cambios de color y las vetas de las distintas partes de la
piedra.
Qingtian, en la provincia de
Zhejiang, y Shoushan, en la provincia de Fujian (ambas en el este
de China), son las principales productoras de escultura en
piedra.
Los artistas realzan los colores y
esculpen altorelieves, relieves y calados para recrear objetos y
seres animados.
Qingtian es conocida por sus
"montañas de viñas", que representan racimos de suculentas uvas
redondas suspendidos en las escarpaduras de los acantilados y que
están tallados por el procedimiento del calado con motivos
concéntricos.
Por su parte, Shoushan se
especializa en la elaboración de complejas composiciones de
animales con calados.
Buen ejemplo de ellos es una pieza
consistente en un conjunto de veinte gallinas situadas en una cesta
y sobre un zócalo de 20 centímetros de largo. El conjunto está
perfectamente integrado y las gallinas, finamente cinceladas,
parecen llenas de vida.
(16/09/2005, CIIC-Agencia de
Xinhua)
|