En 1983, el Gobierno chino denominó oficialmente etnia gaoshan a
los habitantes originales de ascendencia indonesia y a los pingpus
hanizados (chinizados) que viven en las montañas y las planicies en
la costa oriental de la provincia de Taiwan y en Lanyu, isla
adyacente a ella. Así, los gaoshans forman parte de la gran familia
de 56 grupos étnicos del país.
La etnia gaoshan comprende nueve
grupos: los ameis, los taiyas, los paiwans, los bunongs, los
lukais, los beinans, los caos, los saixias y los yameis, de
orígenes de raza y lengua diferentes.
Según investigaciones arqueológicas,
salvo los aborígenes, los antepasados de una buena parte de los
habitantes taiwaneses eran minyues, una rama de los baiyues que
vivían en la costa de la provincia continental de Fujian, y que
pasaron a Taiwan a través del mar en la edad de piedra. En los
siglos III y IV se los llamaba “shanyis”. Desde el siglo VII
desembarcaron en la isla de Taiwan otros grupos procedentes de las
islas Malayas, las islas Carolina, Indonesia, Filipinas y Japón,
los cuales se fusionaron más tarde con los grupos locales. Después,
desde el siglo XVI, muchos hans de la costa de la parte continental
pasaron a Taiwan llevando allí su avanzada cultura, economías y
costumbres. De cuyas resultas, los grupos que habitaban en las
ciudades y las planicies fueron aculturados con rapidez, y los
pingpus de las planicies fueron hanizados por completo. Pero los
otros grupos que viven en las montañas y son poco influenciados por
los hans, siguen adorando a Aotufu, dios de sus ancestros llegados
de las islas Malayas. Por otro lado, los paiwans, los taiyas y los
saixias de las zonas apartadas continúan tatuándose el cuerpo y la
cara, y los taiyas, los bunongs y los caos conservan la costumbre
de perforar y teñir los dientes y quitarse el vello, práctica
legada de los baiyues antiguos.
Ciertos antropólogos dicen que los
taiyas, los bunongs, los saixias y los paiwans son de origen malayo
de Indonesia, y que los yameis y los ameis son prácticamente
iguales a los indígenas de las islas Carolina, de la raza de
Micronesia. Los documentos históricos de China llamaban a los
forasteros llegados a Taiwan “dongtis” o “dongfans” y, a partir de
la dinastía Qing (1644-1911), “tufans” o “xizus”. Después de ocupar
Taiwan en 1895, los agresores japoneses los llamaban “fans” o
“gaoshas”. Tras recuperar la isla en 1945, el Gobierno chino del
Kuomintang los nombraba “etnia gaoshan” y, más tarde, los
rebautizaron como “compatriotas de las montañas” o “habitantes
originales”. Actualmente, en la isla se los llama “nueve clanes de
Taiwan”.
1. Los paiwans idolatran a la
“serpiente de cien pasos”
Este grupo habita principalmente en
el sector sur de las montañas Centrales, desde la montaña Damumu en
el curso superior del río Wuluoxi en el norte hasta la península
Hengchun en el sur. Los paiwans se dividen en paiwans del este y
paiwans del oeste por la ubicación de sus comunidades. Según sus
modos de vivir, tótems y rocas colosales de tiempos inmemoriales,
los antropólogos dicen que probablemente sus antepasados eran los
igolos malayos de lengua indonesia que vivían en Filipinas, y que
después de arribar a Taiwan a través del mar, se fusionaron con los
indígenas hasta ser los paiwans actuales.
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Los diversos grupos de la etnia
gaoshan se precian de poseer cuentas glaseadas y jarras antiguas.
Los paiwans, uno de estos grupos, se dividen en nobles y pobres
según la cantidad y la calidad de las cuentas glaseadas que poseen.
De acuerdo con análisis químicos, estas cuentas en posesión de los
paiwas, lukais y beinans actuales fueron fabricados por los
fenicios de la costa oriental del Mediterráneo de hace cinco mil
años. Se conjetura que los comerciantes europeos antiguos arribaron
a las islas al norte de Borneo para trocar cuentas glaseadas y
jarras por las especias de los indígenas, y que luego los ancestros
de los paiwans se las llevaron a Taiwan.
Los paiwans tienen muchos dioses e
idolatran sobre todo a la “serpiente de cien pasos”. Dicen que la
“serpiente vieja” y la “serpiente joven” puestas en los altares de
sus casas son el alma de su etnia y la de sus antepasados. Por tal
razón, sus prendas de vestir y las vigas y columnas de sus casas
llevan motivos de “serpiente de cien pasos” y también motivos de
“cabeza humana”, reminiscencia del hábito primitivo de “cazar
cabezas”, con el propósito de reforzar la conciencia del grupo. Sin
embargo, solamente los nobles tienen derecho a usar tales prendas,
en testimonio de sus privilegios.
Los actos de homenaje más
importantes de los paiwans son la ceremonia quinquenal, la
ceremonia por la cosecha y la ceremonia de despedida al ánima. Pero
la más pomposa es la ceremonia quinquenal. En ella se bailan muchas
danzas espectaculares. En la danza colectiva los hombres y las
mujeres, separados por sexo y cogidos de la mano, forman un corro.
Algunos varones, desnudos desde la cintura arriba, trajeados con
faldas negras cortas y agarrando palos de colores rojo y blanco
intercalados, bailan en grupo con suma destreza. Y otros hombres,
de habilidad acrobática, trepan sobre palos parados y saltan a
través de aros. El lenguaje corporal de los paiwans es rico y
variado. Mientras bailan y cantan, algunos suenan sus labios y
narices como instrumentos para hacer recitales o acompañar la
danza.
2. Los yameis bailan la Danza de
cabellos largos
Este grupo, con algo más de 3.500
individuos, habita en la isla de Lanyu, conocida como “parque en el
mar”. Las investigaciones muestran que sus antepasados llegaron de
las islas Malayas y de las islas Carolina del Pacífico Sur hace más
de cuatro mil años. Yamei significa “país”, por lo cual quizás
ellos se consideren un grupo de origen foráneo.
Aunque hoy los yameis y los ameis
son dos grupos independientes, tienen los mismos ancestros,
llegados de las islas Carolina. Debido a su ascendencia igual,
comparten ceremonias, costumbres y cantos muy similares. Por
ejemplo, los yameis también celebran cada año la ceremonia del
barco en memoria de sus antepasados que atravesaron el Pacífico
para arribar a Taiwan.
Los yameis viven pastando en los
bosques de montaña y pescando en el mar. Por lo general, bailan en
la ceremonia por el año de abundancia, efectuada en la temporada de
pesca activa. En la danza de homenaje, los hombres muelen el mijo
en el cuenco, entonan y se mueven a pasos clásicos para indicar su
alegría. Las hembras no se unen a la danza y simplemente se limitan
a observarla. Hoy día, conforme progresa la sociedad y desembarca
la cultura foránea, sus danzas han tenido cambios de forma y paso,
bifurcándose en danzas viejas y danzas evolucionadas.
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La Danza de cabellos largos,
considerada exclusiva de Taiwan, es típica de la etnia gaoshan. En
realidad la bailan solamente las mujeres yameis de esta etnia.
Cuando los barcos de pesca vuelven a la puesta del sol dorado, las
yameis vigorosas y de cabellos largos, congregadas en filas
paralelas y cogidas del brazo junto al mar de ondas verdes, cantan
de lento a rápido y se agitan de izquierda a derecha. En el apogeo
de la danza, brincan con ambos pies, doblan el cuerpo adelante para
echar los cabellos al suelo y luego se enderezan para lanzar los
cabellos atrás. Bajo los destellos de los crepúsculos, sus cabellos
largos en movimiento se parecen a las olas saltantes. Con sus y
posturas y cuerpos hermosos, las bailarinas reviven la belleza del
mar ondulante y reciben a sus seres queridos que regresan de
pescar.
Además, los yameis tienen la Danza
del palo de bambú, casi igual a la Danza del leñador de la etnia li
de la provincia de Hainan, la Danza del tifón, que describe cómo el
hombre resiste a este huracán formidable, y la Danza de beber agua,
imitando la acción de coger de agua dulce. Si bien estas danzas
tienen pasos simples y sus acciones se repiten, los admiradores
perciben en ellas el hálito de la vida de los yameis y el
embelesamiento de éstos por su existencia.
(CIIC)
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