En las 56 etnias de China, la Qiang,
que habita hoy en las zonas de la montaña Minshan, norte de la
provincia de Sichuan, es la única etnia que conserva sus orígenes
étnicos y que tiene la historia más antigua.
En tiempos antiguos, la tribu nómada
Diqiang, que vivía de la caza, se encontraba distribuida
principalmente en las vastas zonas del Norte y Noroeste de China.
Durante los 5.000 años de migración y traslado, esta tribu vivía
siempre guerras, anexiones y desintegraciones e iba mezclándose e
integrándose con otras tribus indígenas y regionales, por lo que
actualmente más de la mitad de las etnias chinas cuenta con
elementos de Qiang. Por otra parte, la tribu Diqiang, antaño de
numerosa población y habitada en vastas zonas, ha pasado a ser hoy
la etnia Qiang, con una reducida población que vive sólo en las
zonas de la montaña Minshan, norte de Sichuan.
La antigua cultura y costumbres
propias de una etnia van enriqueciéndose con el transcurrir del
tiempo y gracias al intercambio y la integración con otras etnias.
La etnia Qiang tiene su propia lengua, pero sin escritura, y
conserva muchas costumbres antiguas. Como los Qiang viven en zonas
colindadas con las tibetanas, reciben mucha influencia tibetana en
cuanto a modos de vida, cantos y danzas, ritos sacrificiales,
cultos, etc. Aún así, conservan muchos elementos brillantes y
espléndidos en su arquitectura, formas sacrificiales, leyendas,
artesanías folklóricas, cantos y danzas, todos ellos admirables y
atractivos por lo primitivo y sencillo.
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Sichuan es una provincia de topografía complicada donde hay muchas
montañas y ríos. Si se quiere visitar las zonas habitadas por la
etnia Qiang, norte de la provincia, para disfrutar los cantos y
danzas folklóricos exóticos, hay que dirigirse primero a Maoxian,
cabecera de la Prefectura Autónoma de las Etnias de Tibet y Qiang,
y entrar después a las montañas Minshan, donde se encuentran
distribuidos los diversos pueblos Qiang. Para contemplar
“Kexigela”, tradicional danza ritual de esta etnia, el viajero
necesita un día aproximado para recorrer caminos asfaltados, de
piedra o de barro y senderos serpenteantes, y cuando en el
horizonte se divisan los castillos llamados “Qionglong” construidos
en las cimas de las altas montañas, llegará pronto al destino: la
aldea Xi´erguazi, poblado de Mawo, región de Xi´er, que se
encuentra en el seno de la montaña Minshan.
Los castillos “Qionglong”, altos y
erguidos, construidos por los antepasados de los Qiang, son únicos
entre las 56 etnias chinas y también peculiares en todo el mundo.
Como signo de la antigua cultura Qiang, son de alto nivel técnico
desde el punto de vista arquitectónico y llevan rica connotación
humana. Bajo la protección de estos castillos, se levantan
sencillas casas de piedra blanca grisácea, de diferentes alturas y
alineadas al pie de las montañas. Racimos de chiles rojos y
mazorcas doradas, aireados en los techos o colgados debajo de las
ventanas, dotan de infinita vitalidad al conjunto de casas bajo un
cielo azul. A diferencia de las casas de otras etnias, en las
esquinas de cada casa se amontonan piedras blancas de distintos
tamaños, las cuales, en lugar de ser adornos, provienen de una
leyenda: Cuando sus antepasados se hallaban en una situación de
vida y muerte al hacer frente a enemigos muy poderosos, el Dios de
la Piedra Blanca los salvó del peligro, y la etnia Qiang logró
sobrevivir y desarrollarse hasta hoy día, de allí la adoración y
respeto al Dios de la Piedra Blanca. A partir de entonces, los
Qiang colocan piedras blancas en las esquinas de sus casas para
expresar su adoración y obtener su bendición.
Los Qiang son generosos y amantes a
la danza, la que se divide en dos tipos: el de ofrecimiento
sacrificial y el de entretenimiento. Desde tiempos antiguos, los
Qiang siempre han sido animistas y adoran a múltiples Dioses,
creyendo que los espíritus de los muertos influyen de manera
significativa en los seres vivos, por eso dan mucha importancia a
los ritos funerales. La Danza de Armaduras que va a referirse abajo
es de una danza ritual que se baila durante los funerales. Consiste
en una actividad realizada antes de que los oficiales y soldados
vayan a los campos de batalla o durante los funerales de ancianos
de gran prestigio de las aldeas o de los héroes de la propia etnia.
En el idioma Qiang, esta danza es denominada “Kexigela”.
Según la costumbre Qiang, antes de
empezar cualquier rito funeral o danza,
se debe tomar el vino de cebada. Antes de bailar la Danza de
Armaduras, en el centro de la plaza donde se celebrarán las
actividades correspondientes, se colocan una gran vasija de vino y
un gran cubo de madera lleno de agua hervida. Una vez preparado
todo, el maestro encargado de las ceremonias, con cuchara de madera
de larga manga a mano, pronuncia en voz alta unas palabras en el
idioma Qiang. Entretanto, guerreros ancianos, con armaduras de
cuero de buey y almetes de plumas de faisanes y crin de la cola de
yac, mantienen en alto escopetas de pistón, sables y alabardas y
esperan silenciosamente fuera de la plaza el inicio de la
ceremonia. Al otro lado de la plaza, mujeres ancianas, vestidas de
estilo tibetano, forman un grupo de coro ceremonial. En medio de un
ambiente solemne, empiezan cantar melodioso y melancólicamente.
Después, los guerreros entran en la plaza al compás del ritmo,
dando inicio a la primera parte de la Danza de Armaduras. Dan
vueltas lentamente alrededor de la plaza en pequeños pasos,
agitando los sables y alabardas y disparando hacia el cielo y se
paran después al lado de las mujeres cantantes en espera de la
orden del maestro arriba mencionado para beber el vino de cebada.
En las tradiciones de Qiang, para
tomar el vino de cebada se empieza por las mujeres de mayor edad y
generación y, después las personas de las generaciones posteriores
entran en la plaza para sorber el vino con una bombilla. Lo curioso
es que después de cada sorbo, el maestro echa a la vasija agua
hervida. Ello se debe a la razón de que la densidad del vino de
cebada es mayor que el agua hervida, por lo que se puede controlar
así el consumo del vino, manteniendo la cantidad y sin que sea
afectada su densidad y, al mismo tiempo, hacer preparativos para
una nueva fermentación.
Terminada la primera rueda de toma
del vino, se inicia oficialmente la Danza de Armaduras. Con el
acompañamiento de las canciones suaves de las mujeres, los
guerreros vuelven a entrar y empiezan a dar vueltas lentamente por
la plaza con sus sables y escopetas, disparando y gritando, con el
fin de crear un ambiente severo y solemne para expulsar los
espíritus malignos y espantar los demonios. Después de varias
vueltas por la plaza, los guerreros cambian de formación y empiezan
a luchar unos contra otros, escenificando una guerra entre
guerreros antiguos y demostrando el espíritu de luchar por la
etnia. La Danza de Armaduras, aunque sin muchas técnicas
especiales, movimientos y escenas espléndidas, pone en manifiesto
la solemne dinámica, el espíritu y la cultura ritual de una etnia
antigua.
Al retirarse los guerreros, las
mujeres siguen sus canciones serenas y suaves, agitando los brazos,
dando vueltas, levantando las piernas y moviendo las caderas, con
lo que la escena de lucha enconada pasa a un ambiente de
consolación y pesar.
(CIIC)
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