HARBIN, 8 feb (Xinhua) -- En su estudio, Sun Jiaju se toma todo su tiempo para dibujar una salchicha, parte de un plato tradicional ruso.

A medida que pasan los minutos, este hombre de 63 años va plasmando trazos en el papel y llena el contorno con colores.

Bien sea cocina rusa, arquitectura de estilo occidental o paisajes nevados, todas sus obras tienen un denominador común, representan las características de Harbin, capital de la provincia nororiental china de Heilongjiang, y una ciudad con una poderosa industria turística.

Tras jubilarse del departamento de turismo de Harbin, Sun se armó de su pluma para mostrar la belleza de la ciudad.

Conocida como "Moscú oriental" o "París oriental", Harbin se hizo famosa entre finales del siglo XIX y comienzos del XX después de la construcción del Ferrocarril del Este Chino, que fue financiado por el entonces Imperio ruso. Además de por su combinación única de estilos arquitectónicos oriental y europeo, la ciudad también es conocida por sus festivales de hielo y nieve en invierno, la temporada más ocupada para Sun.

"Me levanto antes de las 4:00, porque no puedo dejar de pensar en el trabajo que me queda pendiente del día anterior", comenta.

Influenciado por su familia, Sun desarrolló un gran interés por el arte cuando era joven, aunque no llegó a formarse profesionalmente. Su padre, quien estudió en una escuela privada, tenía talento para la caligrafía. Su hermano tocaba el violín, y a su hermana le gustaba cantar canciones rusas.

"Al crecer en Harbin, con su peculiar ambiente cultural, descubrí que la gente como nosotros desarrollaba fácilmente las artes como un pasatiempo", señala. Por eso después de clases pasaba la mayor parte de su tiempo dibujando.

Sun también dibujó en los tablones de anuncios cuando sirvió en el ejército. Pero cuando comenzó a trabajar para el departamento local de turismo, ya el tiempo no le fue suficiente para dibujar.

Su pluma estuvo archivada hasta cuando él tuvo 50 años y cayó en sus manos un folleto de bocetos que publicitaba lugares turísticos de la República de Corea. El folleto, un regalo que recibió en un viaje de negocios a ese país, le impresionó profundamente.

"Los bocetos me provocaron sentimientos indescriptibles. Hay un encanto en las artes visuales que no se puede reemplazar con palabras", manifiesta Sun. Entonces se decidió a promover el turismo de Harbin con sus dibujos.

En 2015, luego de jubilarse, abrió un estudio, en el que hasta el momento ha creado más de 300 obras relacionadas con Harbin. Sus trabajos se convierten en separadores de hojas, postales y folletos que están disponibles en librerías y centros turísticos.

Uno de los objetivos de Sun es atraer a los jóvenes. Ya aprendió a usar Douyin, una aplicación para compartir vídeos muy popular entre las nuevas generaciones. También planea dar clases de dibujo en línea.

"Espero que tanto los habitantes locales como los turistas puedan descubrir más sobre Harbin y la hagan aún más famosa en todo el mundo", dice. Fin